José Luis Bustamante y Rivero, cuyo partido era el Frente Democrático Nacional (FDN), ganó las elecciones de 1945 con el apoyo del Partido Aprista o Partido del Pueblo. El rival fue el General Eloy Ureta de la Unión Revolucionaria (UR). Los apristas se jactaban en decir que Bustamante había ganado las elecciones gracias a sus votos. Sin embargo, Bustamante también señaló que el FDN había ganado gracias a varios votos no apristas, y se propuso gobernar sin permitir que lo presionaran.
Pero, a pesar de las buenas intenciones de Bustamante, el Partido del Pueblo no estaba dispuesto a trabajar con él si es que este no apoyaba todas sus iniciativas. Parecía que esta agrupación esperaba que él actuara como un presidente simbólico, mientras que Haya de la Torre tomaba las decisiones. Bustamante y Rivero nombró a Rafael Belaunde Díez Canseco como Primer Ministro, un hombre moderado y no hostil hacia el APRA. Pese a esto los apristas se opusieron y uno de los motivos fue que el hermano del Primer Ministro, Victor Andrés Belaunde era anti aprista. Pero una de las razones en el fondo era que ellos, los apristas, no habían sido consultados por esta nominación.
Buscando calmar la situación, Bustamante se reunió con Haya de la Torre para que discutan ambos la conformación del nuevo gabinete e incluso la posibilidad de que reciban algún ministerio. Pero el líder aprista no estaba dispuesto a negociar y Bustamante tampoco a ser presionado, finalmente no llegaron a ningún acuerdo.
La situación se volvió muy intransigente por parte del Partido del Pueblo, reforzada ésta con la idea que tenian sus militantes, de que no necesitaban trabajar con el presidente, puesto que ya controlaban el Congreso. Las elecciones les habían otorgado una mayoría absoluta en el Senado más no en la Cámara de Diputados pero, sin embargo, tenían una buena posición que aumentó al tener el apoyo de un grupo de independientes logrando así controlar también esta 00cámara.
La estrategia de este partido era:
"Si el APRA no podía aplicar su programa desde el Poder Ejecutivo, lo haría desde las cámaras del Congreso".
A medida que los apristas inundaban el Congreso con sus propias leyes, Bustamante acusó al partido de debilitar su posición de Jefe de Estado. Bustamante no sólo estaba preocupado por su situación sino que pensaba que la mayoría de las leyes apristas eran irresponsables, tanto política como económicamente. Esto trajo como consecuencia que las acciones apristas, enfurecieran a la oligarquía, creando inestabilidad política. Qué podía hacer Bustamante con una situación así, sólo le quedaba devolver leyes al Congreso, pidiendo ser revisadas, cosa que muchas veces esta táctica fallaba; cuando esto sucedía el Ejecutivo no las aplicaba. Esto trajo consigo que los sectores de la derecha empezaran a criticar al Presidente por el poco ataque a la desobediencia aprista.
Así, el Primer Ministro renunció a los seis meses de su nombramiento. En su lugar fue nombrado Julio Ernesto Portugal, un hombre "aceptable" para el APRA. La oportunidad para lograr un acuerdo entre Bustamante y el Partido del Pueblo se hace posible, recibiendo incluso tres ministerios: Hacienda, Fomento y Desarrollo, y Agricultura. Con este acuerdo el Presidente pensó que el APRA dejaría de trabajar en contra del Ejecutivo. Pero no fue así como ellos pensaban porque el Presidente simplemente les había dado lo que merecian.
Como no quedaron contentos ni con tener a su cargo tres ministerios, la situación en el Congreso siguió siendo igual, se siguieron presentando muchas leyes, los ministerios bajo el poder aprista fueron tratados como feudos del partido. Habia descontento entre los empleados de estos ministerios que trajo como consecuencia despidos por no querer éstos unirse al partido, nombrándose en su lugar a empleados leales al partido.
El dominio parlamentario del APRA trajo desacuerdos con el resto de bancadas, debido a la arrogancia mostrada por la mayoría más que por las leyes que se aprobaban. La mayor parte de estas leyes buscaban mejorar las condiciones de vida de la población, pero no atacaban el problema estructural que afectaban el país.
La manera en que el APRA utilizó su mayoría en el Congreso logró que se enemistara con los que representaban a la derecha y de los otros partidos de la izquierda. Ambos, la derecha y la izquierda, sin tener nada en común se unificaron en contra del APRA. En 1947, todos los congresistas no apristas se retiraron de la Cámara de Diputados, en protesta por la actitud del partido. Pero esto no trajo sino más daño a Bustamante quien no estaba seguro de cómo actuar. El APRA hizo un llamado a sus seguidores para paralizar el país con protestas y así tratar de acabar con la paralización del Legislativo. Ningún buen resultado trajo estas protestas, lo único que trajo es que el Presidente gobernara por decreto.
Un año más tarde en 1948, el gobierno descubrió un nuevo complot aprista. Lo que se especulaba era que los apristas esperaban tener el apoyo de simpatizantes de la Marina y así, poder llevar a cabo una revuelta nacional. Tras el destape, las Fuerzas Armadas junto a la oligarquía insistieron en la proscripcion del Partido del Pueblo, pero Bustamante no creyó oportuno hacer esto debido a que aún pensaba que era posible un acercamiento con el APRA.
Se intentó hacer nuevas revueltas pero no llegaron a concretarse. Una de las razones que se decía era que Haya de la Torre se había informado que un golpe se estaba gestando por parte de los militares y que luego estos convocarían a nuevas elecciones donde ellos (los apristas) podrían participar. Pero esto no era creíble en la mayoría de miembros por tal motivo, y temiendo que su líder postergada nuevamente un alzamiento, decidieron actuar sin su consentimiento.
Es así, que el 3 de octubre en el puerto del Callao, unidades navales y militantes apristas liderados por Villanueva se levantaron asesinando al comandante Juan Revoredo. Finalmente la revuelta resultó siendo un fracaso. Según muchos pensaron en ese momento, Haya de la Torre los había traicionado al no apoyarlos.
Pese a que la mayoría del partido no apoyó la revuelta era inevitable que Bustamante iba a proscribir al APRA. Ya no había ánimo, políticamente hablando, como para seguir escuchando las explicaciones de Haya de la Torre. Todo esto trajo como resultado que la oligarquía pensara que el Presidente no era la persona apropiada para dirigir al país, si es que alguna vez lo habían considerado así.
Luego de esta revuelta, Bustamante declaró ilegal al APRA. El ejército y la oligarquía lo que querían en el fondo era la persecución pero el Presidente no estaba de acuerdo con llegar a la represión.
El 27 de octubre, se proclamó un manifiesto desde la ciudad de Arequipa. El manifiesto lo da el General Manuel A. Odria.
Odria mencionaba que: "era necesario que el Perú obtuviera un nuevo liderazgo, pues el actual presidente "estaba llevando al país a la ruina". Era forzoso confrontar a los apristas. Bustamante era culpable de la crisis, pero su principal falta era permitir que aquellos realizaran sus "propósitos criminales". Tras terminar su discurso, Odría finalizó con estas palabras: "¡Viva la Democracia!". Un día después del golpe Bustamante viajaba rumbo a un largo exilio a Argentina.
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Bibliografía: La Política en el Perú del siglo XX de Henry Pease y Gonzalo Romero
sábado, 10 de diciembre de 2016
José Luis Bustamante y Rivero y la mayoría absoluta del APRA
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