martes, 21 de marzo de 2017

HISTORIA DE LA AVENIDA EMANCIPACIÓN Y LA CASONA BELTRÁN

Parte de lo que vemos hoy de la Av. Emancipación fue tendida por el conquistador Francisco Pizarro cuando fundó la ciudad de Lima el 18 de enero de 1535.
Recién en el siglo XX, durante el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado, tomó el nombre que hoy lleva, ya que antes esta avenida era solo un jirón angosto que cuando se amplió tuvo que demolerse varias construcciones que eran consideradas como patrimonio histórico de la ciudad todo esto, por negligencia de sus alcaldes.

Hasta 1862, en que se dio la nueva nomenclatura urbana, la vía fue bautizada como jirón Arequipa, llamada así en honor al departamento del mismo nombre. Un lugar emblemático de la ciudad se encontraba en su primera cuadra -esquina con Baquíjano-, este era el famoso Palais Concert, una enorme confitería al estilo "Café de la Paix", donde se congregaban muchos personajes vinculados a la literatura, el arte y el periodismo como Abraham Valdelomar, José Carlos Mariátegui, Alfredo González Prada o César Vallejo, además de personas de la élite limeña con los gustos más refinados.


A inicios de la década de 1970, durante el gobierno militar, fue nombrado alcalde de Lima, Eduardo Dibós Chappuis. Durante su periodo se trazó un plan para modernizar Lima por el Sesquicentenario de la Independencia del Perú (1971), se propuso ampliar avenidas en el Centro Histórico de Lima abriendo el antiguo jirón Arequipa (también llamado Riva Agüero). Otros dos jirones, Lampa y Camaná, también estaban considerados para ser ampliados. Al año siguiente, se inicia el trazado de la avenida, demoliendo viejas casonas a su paso.

En setiembre de 1971, se creó toda una controversia, entre las casonas que se demolieron estaba una de estilo republicano ubicada en la esquina del jirón Arequipa y la calle Rufino Torrico, cuya característica particular era su inmenso balcón. Casona que estaba en buen estado de conservación puesto que sus dueños, poco tiempo atrás, la habían refaccionado. Se trataba de la casa de Pedro Beltrán Espantoso. Se dice que la demolición, más que tratarse de un tema de ensanchamiento de la avenida, se debía a un tema de venganza política. Pedro Beltrán, que fue Director del diario La Prensa y Ministro de Hacienda en el gobierno del Presidente Manuel Prado Ugarteche, era defensor de la propiedad privada y enemigo de la reforma agraria, reforma que Velasco -de tendencia izquierdista- había mandado ejecutar dos años antes. El inmenso balcón corrido poco a poco fue seccionado, sus partes fueron llevadas a un depósito cerca al Puente del Ejército, algunos mencionan que la madera terminó siendo vendida como leña. La hermosa casona republicana fue finalmente demolida en el año 1971.

Toda la poesía, la belleza y la comodidad del balcón desaparecieron con este intruso, ese llamado, muchas veces progreso. Progreso que trae voces chillonas, ruidos ensordecedores, como personas advenedizas y de mal gusto. 

Desde la fundación de Lima y hasta el año 1862, las calles de Lima tenían un nombre por cada cuadra. Es por ello que, antes que la vía fuera llamada jirón Arequipa, cada una de sus cuadras había tenido un nombre distinto: Minería, Mármol de Carvajal, San Marcelo, Pregonería, Patos, Ranchería del Pato, Pampilla de Leones, Huaripampa y Minas. En la década de los sesenta, se le conoció como jirón Riva Agüero.
Finalmente, en el año 1974, siendo alcalde de Lima, Lizardo Alzamora Porras, se inauguró la Av. Emancipación, después de terminar el trazado en el cruce con la Plaza Unión (Mariscal Castilla).
Hoy, tanto el jirón de la Unión como la Av. Emancipación, están consideradas entre los lugares más ruidosos de la capital.


sona, de corte republicano, estaba ubicada en la calle Velaochaga, esquina con Arequipa, frente a la Iglesia de San Marcelo. Las otras dos esquinas de ese quieto ambiente urbano de la Lima de entonces lo formaban la plazoleta de San Marcelo en que se había colocado la estatua en honor de la señora María Laos de Miró Quesada, y un local comercial mezcla de panadería y bodega de abarrotes, en el cual también a la usanza antigua se despachaban copetines al paso. 

Era una bella esquina, un rincón señorial hacía el cual daban los balcones republicanos de cajonería de la casa de Beltrán. Cruzando el portón de Velaochaga se ingresaba a un jardín interior donde el verdor de los helechos destacaba. Había salones de fino decorado, con muebles de época. 

Fue una larga batalla que Beltrán perdió en aras del progreso de la urbe. Chachi Dibós fue inflexible, se consumó la expropiación y la casona fue demolida. 








Bibliografía:
"Las viejas calles de Lima", Juan Bromley

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