Si a Valdelomar le gustaba un escritor de acuerdo a las estaciones del año, a Luis Fernán Cisneros le gustaba un autor, un actor o una actriz, de acuerdo al día de la semana. Shakespeare e Ibsen de cuando en cuando pero de preferencia los viernes. Los viernes de moda. Y si era domingo, en esas silenciosas y solitarias noches de domingo, cuando el cielo se torna de una tonalidad azul cobalto, le gustaba los Quintero. Y para el resto de los días, aquellos días de lluvia o de viento; de sol o de luna, sus preferidos eran Maurice Maeterlinck y sus misteriosas tragedias; los escritos y ensayos sobre el erotismo o el misticismo del francés Georges Bataille; o las obras de Oscar Wilde o Bernard Shaw.
Hijo del poeta Luis Benjamín Cisneros, Luis Fernán había nacido en París por el año 1882. Estudió en Lima en el colegio Labarthe y, años más tarde, ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos. Sin embargo, abandonó los viejos claustros por el periodismo. Luis Fernán era poeta y periodista y si no hubiese sido ni poeta ni periodista, le habría gustado, pues, ser poeta y periodista. Y si perdía la facultad de expresarse, habría escogido ser un astrónomo. Un astrónomo para ver todo desde lo alto, pero sin dañar a nadie. Escritor fácil y festivo, "Los Ecos" se llamaba su columna en La Prensa, allá por la década del diez. Era "una artillería ligera pero no menos destructiva que los obuses de Ulloa". Sin llegar a los insultos, "Los Ecos" decidieron, incluso, "el porvenir público" de mucha gente y "Los Ecos" competía con "Voces", la columna de Mariátegui en El Tiempo. Y fue en el diario El Tiempo, que Cisneros, en una época, estuvo encargado de redactar algunas crónicas rimadas con un corte altamente satírico.
Luis Fernán Cisneros no era tan buenmozo, pero sus ojos eran dulces, su voz bronca y su caminar tan ágil como el de un felino. Fue contemporáneo de Pedro de Osma, fundador de La Prensa, y de José de la Riva Agüero, cuyo partido, el Partido Nacional Democrático, tiempo después, Cisneros lo denominó "futurista". Como admirador de Piérola, Luis Fernán, no se afilió a su partido, el Demócrata. Es que a Cisneros, contrario a Valdelomar, no le gustaba la política y eso siempre se lo decía a sus amigos. Nunca se puso al servicio de un partido político y menos de un candidato político. Permaneció independiente a lo largo de toda su carrera periodística pero, sí hizo política y la hizo a través de sus artículos políticos a fuerza de periodismo. No faltó que alguien le ofreciera alguna vez una cartera ministerial pero, al igual que González Prada, la rechazó cortésmente y cortésmente también, rechazó ocupar un escaño en el Parlamento. Parisino como él, Luis Fernán, admiraba a Anatole France, si es que "la admiración era comprensión y si era incomprensión a muchos a la vez". Su poeta favorito y de corazón era su padre. Y su libro favorito, pues, allí le gustaba responder que, "antes de leídos, el que voy a leer; después de leídos, el que quería volver a leer". Aunque sobre su mesa de noche no faltaba uno del francés Joseph Ernest Renan.
En La Prensa, Cisneros estuvo un tiempo y otro tiempo no. Estuvo en los años de su fundación como primer jefe de redacción. En esos años, a inicios del novecientos, trabajó al lado de Leonidas Yerovi y Felipe Sassone quienes apenas pasaban o frisaban los veinte años. Al poco tiempo, asumió la dirección del diario, cuando en 1908, Alberto Ulloa Cisneros, fue apresado, luego de la revolución de Augusto Durand. En mayo del año siguiente, conoció lo que era la verdadera presión política. En el quince, Ulloa, perseguido por el régimen de Benavides, se asila en una embajada y parte al exilio. Ese mismo año, Durand compra La Prensa y Cisneros se va a El Comercio donde se desempeña como cronista parlamentario. Sin embargo, Durand no se cansa de invitarlo una y otra vez para que regrese a su diario. Y regresó. Regresó él, acompañado de "Los Ecos". En el año 1921, a dos años de inaugurada la Patria Nueva, Cisneros, como director de La Prensa, mantiene su independencia y sin temor alguno señala, desde sus editoriales, los errores, las arbitrariedades y los atropellos cometidos por el régimen. En ese entonces, el "Tigre", Germán Leguía, Ministro de Gobierno, que no se andaba en medias tintas ni tampoco aguantaba pulgas, lo lleva a prisión. La capital entera se conmueve al ver que al poeta, autor del "Canto a Santa Rosa", se lo han llevado a la isla San Lorenzo. Las protestas no se hicieron esperar, Carlos Neuhaus y Víctor Andrés Belaúnde, encabezan un protesta cívica a la que se les une la Federación de Estudiantes. Al Presidente Leguía no le quedó más que ceder y Cisneros recuperó su libertad. Agradecido por el gesto pero, en la isla -explica- hay personas que no son poetas ni periodistas. "Ellos tienen derecho a la libertad: han presentado habeas corpus". La Corte Suprema los había encontrado procedentes pero el gobierno se negaba a obedecer la orden judicial. Cisneros y Belaúnde rompen fuegos desde La Prensa. Lograron encender los ánimos y día tras día se convirtió en una lucha constante por conseguir que se respeten los fallos. En una tarde de marzo del veintiuno, La Prensa fue confiscada por decreto, al publicar un texto de las palabras de Belaúnde en San Marcos. Pronto, ambos fueron desterrados. Fue un largo exilio en Buenos Aires que duró toda una década. Alguna vez, Cisneros escribió de su puño y letra, unas palabras, "a mis amigos de La Prensa, como recuerdo de un compañero que ya no va a la casa pero que anda con la casa dentro del corazón". Luis Fernán Cisneros falleció en Lima, en el año 1954.
Fuentes:
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- Tres periodistas: Ulloa - Cisneros - Beltrán, Enrique Chirinos Soto
- Revista Variedades
- Testimonio personal, Luis Alberto Sánchez
- Fotografía: Tres periodistas: Ulloa - Cisneros - Beltrán, Enrique Chirinos Soto
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- Tres periodistas: Ulloa - Cisneros - Beltrán, Enrique Chirinos Soto
- Revista Variedades
- Testimonio personal, Luis Alberto Sánchez
- Fotografía: Tres periodistas: Ulloa - Cisneros - Beltrán, Enrique Chirinos Soto
No hay comentarios.:
Publicar un comentario