Manuel González Prada llamó a esta etapa de la historia, entre 1914 y 1916, "Bajo el Oprobio" ......
Cuando el 4 de febrero de 1914 sucedió el golpe de Estado del coronel Oscar R. Benavides (1876-1945) contra el Presidente Guillermo Billighurst (1851-1915) se creó un problema grave para el país que tuvo varias salidas. La primera era la constitucional, es decir, reconocer al vicepresidente Roberto E. Leguía (1866-1930) como presidente; la segunda, convocar a elecciones generales; la tercera, derrocar al coronel Benavides y restaurar a Billinghurst y la última era simplemente borrar al Ejecutivo anterior y dejar el cargo a Benavides. Leguía, que por aquel entonces se encontraba en Argentina, regresó al Perú y se puso al frente de sus partidarios para reunir nuevamente al Congreso. Era indispensable para que el vicepresidente pueda tener el cargo de presidente. Sin embargo, las reuniones fueron sistemáticamente bloqueadas.por la minoría adicta al civilismo. Mientras tanto, un sector de la ciudadanía pedía elecciones generales. Se creó una situación dramática. El 15 de mayo de 1914, el Intendente de Lima, en la puerta de la Cámara de Diputados, impidió el ingreso de los parlamentarios constitucionalistas, es decir, los que iban a votar por Roberto Leguía. El diputado Alberto Salomón había sido herido de un balazo, se hizo llevar en camilla al Congreso. Fue todo un escándalo. Ante esta actitud abusiva del Gobierno, la mayoría parlamentaria se reunió en la casa del ausente ex presidente Augusto B. Leguía, en la calle Pando. Ahí estaban, entre otros, Víctor Larco Herrera y Augusto Durand y recibió el juramento de Roberto Leguía como Presidente Constitucional de la República. En ese momento llegó la policía y se llevaron al Parlamento en pleno y al Presidente Constitucional. Empezaron a correr balas, hubo muchos heridos y hasta un muerto .....
Por otro lado, el grupo minoritario, amparado por las armas y las bayonetas, había "electo" presidente al coronel Benavides quien poco tiempo después, llegó hasta el recinto parlamentario para prestar juramento del cargo. Sin embargo, no alcanzaban a ocupar los escaños; tuvieron que ser ocupados por los empleados para hacer quórum; en ese mismo momento, ascendieron a General a Benavides y lo eligieron "Presidente Provisional". Benavides se presentó vestido con uniforme de parada, plumas, galones y condecoraciones, y juró a la Presidencia con sólo un tercio de estos congresistas títeres. En ese momento, el Perú tenia dos presidentes: uno constitucional, reconocido por la mayoría parlamentaria; y el otro usurpador electo por la minoría parlamentaria a pesar que había un vicepresidente legal. Apoyado por la fuerza, el segundo, es decir, Benavides fue el único presidente efectivo.
González Prada, que por entonces era Director de la Biblioteca Nacional, y que hasta ese momento había guardado silencio, no titubeó un minuto más y, con la misma fecha 15 de mayo, envió al Director de Instrucción Pública, de quien dependía la Biblioteca, su carta de renuncia irrevocable. La carta fue además de seca y cortante, muy corta, apenas cuatro lineas; esta sequedad conmovió tanto al Ministro de Instrucción, Luis José Menéndez, que creyó indispensable llamar a Prada a una entrevista; en ella, le pidió retirase su renuncia. Prada se negó. Después de varios días, el Gobierno reaccionó de manera perversa procediendo a emitir un decreto de destitución. González Prada acepto el desafío y lanzó el periódico "La Lucha" de cuatro hojas y formato pequeño, mas toda la primera edición fue requisada de los puestos y allanaron la imprenta; Alfredo, su hijo, también renunció a su cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Este es el explosivo editorial de "La Lucha":
"Dos palabras: Venimos a luchar por los derechos del ciudadano frente a las iniquidades de la soldadesca, por los fueros del radical contra las embestidas del bruto ... Encararse en tiranuelos de ópera bufa, valerse de todos los medios posibles para la ignominia de un régimen africano, es hoy el deber ineludible de los que no han perdido la dignidad ni la vergüenza".
Fuentes;
- "Nuestras vidas son los ríos, historia y leyenda de los González Prada", Luis Alberto Sánchez.
- "Los Señores", Luis Alberto Sánchez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario