Distribuir periódicos en el Perú en los tiempos de las dictaduras se pagaba con cárcel y, en muchos casos, hasta con la vida. Pedro Villanueva Cano era un taxista que solía ubicarse al costado de los mercados Limoncillo y Baratillo en el antiguo distrito del Rímac. Llegaba todas las mañanas en su viejo Ford y desde allí sus compañeros se le acercaban muy sigilosamente y recibían de sus manos La Tribuna, Chan Chan, y otros diarios ....
Sus lemas:
"Diario aprista informativo de la mañana" (1931-1934)
"Diario popular para todo el Perú" (1934)
El APRA ha tenido varios órganos de difusión durante su larga vida política sin embargo, el de mayor duración ha sido el diario La Tribuna que fue fundado el 16 de mayo de 1931 en plena campaña electoral con el fin de hacer proselitismo a favor de Haya de la Torre que competía con el comandante Luis M. Sánchez Cerro. Fue una agitada campaña electoral que empezó a mediados de ese año, para ese entonces, el aprismo había crecido llegando a ser el principal partido de masas desde su fundación en 1924. Sin embargo, las elecciones realizadas el 11 de octubre fueron ganadas por Sánchez Cerro. Al saberse los resultados, La Tribuna fue la encargada de negar la validez de los mismos y anunciar el triunfo del APRA durante cuatro días, mientras tanto, los personeros interponían las tachas ante el Jurado Nacional de Elecciones. Al poco tiempo, el Jurado concluyó que Sánchez Cerro obtuvo más votos que su contendor. Un mes después, el 28 de noviembre, el ganador fue proclamado como presidente de la República. Ese fue un momento de mucha confusión de la que se aprovechó La Crónica al dar la noticia sobre un supuesto atentado contra el director de La Tribuna, Manuel Seoane; este era el prólogo de la violenta relación entre los sanchezcerristas y los apristas. Un mes más tarde, el 8 de diciembre, el día de la transmisión del mando, Haya convocó a un mitin en Trujillo, donde lanzó un discurso publicado en varios diarios y que fue muy comentado por la opinión pública.
"......... ellos mandarán pero nosotros seguiremos gobernando; a palacio llega cualquiera porque el camino que conduce a él se compra con oro y se conquista con fusiles. El Perú vuelve desde ahora al imperio del despotismo. Somos el partido del pueblo y la causa del pueble vencerá ..... Sólo el aprismo salvará al Perú".
Si durante la campaña Sánchez Cerro acusó a los apristas de comunistas, antipatriotas, enemigos de la religión y de la familia aparte de estar coludidos con el leguiísmo; después de las elecciones inició una feroz persecución que culminó con la detención de Haya y otros representantes del APRA en el Congreso que fueron deportados. La violencia engendró más violencia; en este sentido, los medios jugaron su propio partido: El Comercio a favor de Sánchez Cerro y en contra de Haya; La Tribuna a favor de Haya y en contra de Sánchez Cerro. Tras la noticia de un atentado contra el líder aprista el 24 de diciembre de 1931, el Gobierno promulgó la llamada Ley de Emergencia, que endureció las sanciones contra las revueltas e hizo que la oposición encendiera la mecha. La Tribuna fue clausurada por primera vez el 15 de febrero de 1932, luego de la protesta que protagonizó luego de la derrota de Haya en las elecciones. El APRA fue declarado fuera de la ley.
Tras el asesinato de Sánchez Cerro en 1933, el Presidente del Concejo de Ministros de eses entonces, José Matías Manzanilla, asumió el poder y luego solicitó a la Asamblea Constituyente reunirse para elegir al nuevo presidente, el general Oscar R. Benavides, quien para establecer un ambiente de concordia y paz amnistió a muchos presos políticos, entre ellos, a Haya de la Torre.
Durante el Gobierno del general Oscar R. Benavides. Los soplones estaban prestos a la caza de los apristas sin embargo, estos últimos se exponían a los peligros lo que podía significar la prisión o la muerte. Pese a todo, Pedro Villanueva continuaba haciendo su labor propagandística con cautela para no caer en prisión. Para proveerse de La Tribuna tenía que presentarse en su viejo Ford en una de las llamadas "base", lugares donde este diario se imprimía en una rústica imprenta de madera que la llamaban "María". Todos los días se dedicaba a la misma tarea hasta que, en 1937, cayó en poder de la brigada política del Gobierno que lo interrogó día y noche para que revelara los nombres de quienes como él hacían la misma labor; labor que la dictadura consideraba subversiva. Los interrogatorios iban acompañados de golpes propinados con pequeños pero pesados sacos llenos de arena. Villanueva despistó a los esbirros con informaciones falsas y nombres supuestos pero no reveló nada. Sin embargo, esto no lo libró a para ser confinado en una prisión por cinco largos años.
El ex presidente José Luis Bustamante y Rivero, que declaró al APRA fuera de la ley en 1948, en su libro: "Tres años de democracia en el Perú" señala el papel nefasto que desempeñó La Tribuna: "Cualquier lector imparcial -menciona- podrá descubrir todas las dosis de veneno almacenada en esa tinta de cloaca, todo el desprecio por la verdad que hacían gala sus columnas, adulterando hechos y falseando informaciones".
Durante el Gobierno de Manuel Prado Ugarteche (1956-1962), en el periodo de la Convivencia, La Tribuna volvió a circular libremente. En la dictadura del general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), el diario dejó de circular, pero no llegó a utilizar el método de la clausura, sino que, aduciendo una deuda con el Banco de la Nación, lo sumió bajo tal presión económica, que lo obligó a rematar sus bienes.
Fuentes:
- "100 años de periodismo en el Perú", María Mendoza Michilot
- "Tiempos de tiranía, páginas de una historia inédita", César García Agurto
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