domingo, 12 de noviembre de 2017

MANUEL CANDAMO, UN SEÑOR PRESIDENTE


"Fue un creyente en las instituciones de la República, luchó porque ellas se impregnaran de honestidad y de eficacia, y se esforzó porque el progreso que se advertía en Europa se acercara a nuestro medio".

Manuel Candamo Iriarte nació en Lima el 14 de diciembre de 1841, en esa época la    presidencia del Perú era ejercida por un personaje autoritario y conservador como lo era   el Mariscal Agustín Gamarra, el esposo de doña Francisca "Pancha" Zubiaga ("La Mariscala"); por ese entonces, la ciudad de Lima aún conservaba sus murallas, en sus polvorientas calles el agua   corría por   las acequias; las   limeñas   aún lucían ese   traje tan único: la  saya y   el manto;   y sus calzadas   eran recorridas   por algunas   lujosas calesas   jaladas por   vistosos caballos .
A lo largo de una intensa, continua y destacada actuación, fueron muchos los cargos que aceptó con elegancia y devolvió con dignidad, en cada uno de ellos se sintió como en casa. Tuvo el paso tranquilo del hombre seguro y sin prisa. No fue modesto, conoció su valer pero no lo ostentó, ni se jactó de él, ni se dejó arrastrar por la adulación o el interés. (Jorge Basadre)

Candamo estudió en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe cuando éste aún se encontraba en una pequeña calle llamada la Chacarilla, a unos cuantos pasos de la Casona de San Marcos; en la Chacarilla se podían ver en sus antiguas casonas de grandes portones los típicos balcones limeños del color del chocolate, posteriormente, cursó estudios en el colegio de San Carlos, aquél colegio conservador que competía con los liberales del Guadalupe. En 1862, se graduó como Bachiller en Jurisprudencia, título expedido por la Universidad de San Marcos.


Existe poca información sobre su vida antes de la década de 1870. Se sabe que trabajó como periodista en El Comercio cuando José Antonio Miró Quesada asumió la dirección del diario. En 1866, estuvo involucrado en algunas actividades políticas, fue este motivo por el que sufrió un primer y corto destierro a Chile por oponerse a la firma del tratado Vivanco-Pareja. Candamo nunca olvidó sus viajes alrededor del mundo, siempre narraba lo impresionado que había quedado de visitar la India, la Rusia de los zares; sin embargo, lo que más le causó admiración fue su estancia en el Japón. Siempre recordaba la noche que acudió a una cena en casa de un daymic, sentados en el suelo el anfitrión y los huéspedes y rodeados éstos por usos que le parecían raros, con los vestidos exóticos y la música alucinante de los biwas, mientras afuera, en la calle, se escuchaba el silbato de una locomotora y los transeúntes que iban y venían vestidos con la última moda de París.

Manuel Candamo Iriarte

En 1873, Manuel Candamo contrae matrimonio con Teresa Alvarez Calderón Roldán (1850-1937) con ella tuvo siete hijos. Además de ser un hombre de negocios, ocupó el cargo de teniente alcalde de Lima (1876-1877) durante la gestión de Juan Ignacio de Osma. Además fue Presidente de la Cámara de Senadores en cinco legislaturas desde 1888 a 1901.

Durante la guerra con Chile (1879-1883) Candamo participó como soldado del ejército en la batalla de Miraflores. Uno de los episodios más duros en su vida sucedió durante este conflicto cuando fue desterrado por los chilenos a las localidades sureñas de Angol y Chillán y, posteriormente, a Valparaíso. Allí permaneció durante catorce meses junto a otros personajes públicos. Candamo fue acusado por las autoridades de ese país de brindar apoyo a Andrés A. Cáceres en la campaña de la sierra. En agosto de 1882, parte al destierro en el vapor "Chile", a los pocos meses le envía a Teresa, su esposa, una de las cartas más duras en la que manifiesta la preocupación de los desterrados por el futuro de la patria tan lejana y por el peligro de una posible guerra civil: 
De algún tiempo a esta parte están pasando cosas en el Perú que manifiestan una falta de juicio, una falta de espíritu nacional, un desconocimiento de los verdaderos intereses públicos, unas ambiciones tan estúpidas, unos egoísmos tan repugnantes y tanta miseria y bellaquería, que es cosa de desesperar por completo y renegar de nuestra nacionalidad. (Candamo: Angol, 18 de octubre de 1882)
Al volver a Lima encontró una ciudad desbastada, triste, destruida. No pasó mucho tiempo para que, nuevamente, fuera enviado a un segundo destierro entre agosto y octubre de 1884. Esa vez no fueron los chilenos, fue el Presidente Miguel Iglesias (1830-1909) quien solicitó a las autoridades del país del sur que lo tuvieran detenido junto a otros opositores políticos. 
Acaban de dar las doce de la noche y esperaba ese momento para escribir la presente.
¡Happy New Year! Muy duro ha sido para nosotros el 82 y esperemos en Dios que el nuevo no será como el difunto. Casi la mitad de éste lo he pasado en este pesado y humillante cautiverio, separado de mi casa, de mis hijos, de ti, de todo lo que más quiero en el mundo. Confiemos en que el 83 nos traerá mejores días, que ya no habrá más de estas separaciones y que desaparecerán para no presentarse jamás, los motivos de las agitaciones, inquietudes, angustias y demás calamidades que has pasado de tres años a esta parte (Candamo: Chillán, 1 de enero de 1883) 
Su vocación  política fue muy clara a pesar de que   en momentos de   pesimismo,   desde  su destierro en Chile, le manifiesta a su esposa su determinación de no volver a involucrarse en política.
No necesitas echarme sermones para que no vuelva a meterme en política; puedes estar segura que no volveré a tener nada que hacer con ella; he quedado buen curado.
Fue un hombre que solía buscar el entendimiento y la conciliación; no era agresivo ni violento. Preciso en sus puntos de vista, nunca ofendía a la persona con quien dialogaba. Fue un orador sobrio, directo, sin retórica innecesaria y a la vez, muy buen polemista. En su etapa de Senador de la República pronunció notables discursos sin leerlos. Tenía excelente memoria y una voz sonora, agradable, cuyos tonos se mantenían fijos. Jamás leyó en público. En el silencio de su despacho concebía las ideas principales, las escribía como apuntes, luego las repetía ante uno o dos amigos: todo lo demás lo dejaba para que las palabras fluyan por sí solas o de acuerdo al calor de la improvisación.

Teresa Alvarez Calderón Roldá

Su rostro era pálido, en las imágenes de la época aparece con una severidad que no era la cotidiana y se demuestra en las cartas que, desde el destierro le enviaba a Teresa y a sus hijos. Madrugador, laborioso y un sibarita; su figura era gallarda y pulcro en su vestir: su atuendo por lo general y tal como era la costumbre de la época, constaba de un terno oscuro y una camisa blanca de cuello duro y un gran bigote que le daba aún mayor solemnidad. Adoraba a su esposa y a sus hijos. Mantenía un estrecho vínculo con sus amigos, sobre todo, con el mejor de ellos,  Carlos M. Elías, al igual que con el que fue el fundador de su partido -el Partido Civil- y ex Presidente de la República, don Manuel Pardo y Lavalle (1834-1878). Manuel Candamo fue un hombre culto, tradicional y moderno. Uno de sus mayores placeres era la lectura -fue amigo del tradicionalista don Ricardo Palma-, siempre al lado de su escritorio tenía algunas ediciones de algunas revistas europeas o americanas y, también, las mejores obras de ese entonces. Criollo, limeño, recorrió varias provincias a pesar de que por esas épocas no era frecuente viajar por el país. Era cordial, muy ameno y con algunos toques de ironía. Los temas delicados o polémicos solía aligerarlos con algunos comentarios jocosos y hasta bromistas. Su mayor distracción puede haber estado en la conversación y en la tertulia, tanto en su casa de la calle Coca, a unos metros de la Plaza de Armas, como en el Club Nacional, en el Club de la Unión y en Chorrillos; era también aficionado al rocambor, un juego de cartas muy difundido por aquellos tiempos.

Casa Candamo, calle Coca, Lima

El año 1895 fue muy importante para Candamo. Posterior a la guerra civil (1894-1895) en la que, luego del alzamiento de Nicolás de Piérola, se produjo la renuncia del Presidente Cáceres; se formó entonces una Junta de Gobierno en la que él fue elegido para presidirla, este cargo aumentó el prestigio del que ya gozaba y lo colocó en una posición importante para reorganizar el Partido Civil. Ese mismo año, nace lo que Basadre llamó la "República Aristocrática". No tuvo que pasar mucho tiempo para que su sobriedad y su actitud no personalista, su serenidad y limpieza de animo, distante de todo protagonismo, facilitaran su elección como candidato de su partido a la Presidencia de la República. 
El presidente Eduardo López de Romaña (1847-1912) decidió no apoyar el retorno de Piérola al poder; traicionando compromisos contraídos con anticipación. Al contrario, ayudó al candidato civilista Manuel Candamo. Este civilista fue declarado vencedor en los comicios presidenciales y asumió el mando en mayo de 1903. 

Manuel Candamo Iriarte y José Pardo y Barreda 

La noche del 25 de agosto de 1903, se realizó un banquete ofrecido por sus compañeros del Club Nacional en el antiguo local de la calle Núñez, a raíz de su proclamación  como Presidente de la República. Candamo triunfó como candidato único en las elecciones con el 99% de los votos. Cuando asumió el cargo en el Perú se vivía la época del cambio de siglo, era un tiempo de interesantes transformaciones, aparecieron algunas novedades como el teléfono, la máquina de escribir, la máquina de coser, la bicicleta, la electricidad; se acercaba la hora de la llegada del primer automóvil y este fue un "Locomobile", a vapor y de origen europeo. Un punto de reunión de periodistas, escritores y políticos era un hermoso restaurante, el Jardín de Estrasburgo en los bajos del hotel Morin en el Portal de Escribanos. La ciudad no llegaba más allá del aristocrático Paseo Colón, y en el que ya se proyectaban algunas grandes mansiones o palacetes. Por esas épocas en Lima no existían hoteles lujosos ni tampoco las grandes y elegantes plazas que años más tarde fueron inauguradas. Las calles eran polvorientas y las calzadas de la Plaza de Armas estaban formadas por una fina arenilla. El Palacio de Gobierno no era de gran lujo, la municipalidad tampoco. En pleno verano de 1903, se inauguró el primer tranvía eléctrico que inicialmente llegaba hasta el lejano balneario de Barranco. Por aquellos días el tiempo sobraba y la vida era sencilla; aunque no faltaban algunos personajes obsesionados por sacar provecho, algo que Candamo jamás practicó. Las familias más ricas y aristocráticas residían en grandes casonas con hermosos patios empedrados y rejas en sus ventanas; las oficinas, la casa de gobierno, el recinto parlamentario, los tribunales, las redacciones de los periódicos y las tiendas, estaban muy cerca unos de otros y se comunicaban; era una época donde la vida del club tenía enorme relevancia en la vida política.

El Tranvía Eléctrico
Pero la salud de Candamo estaba ya quebrantada cuando asumió la presidencia en 1903. Sufrió alguna indisposición durante la campaña electoral, lo que generó algunos rumores sobre la posibilidad de que su salud estuviera seriamente amenazada. Los malestares se hicieron más continuos luego de asumir el cargo. En abril de 1904 -a los siete meses de iniciado su mandato- su médico, el francés Félix Larré, pensando que se trataba de un problema de reumatismo, le recomendó se fuera  a los baños termales de Jesús en Arequipa. Fue así que el 12 de abril  de 1904, Manuel Candamo, luego de despedirse en el puerto del Callao de sus ministros, embajadores, empresarios, autoridades y amigos, zarpó en el vapor "Guatemala", junto a él viajaban su esposa Teresa y dos de sus hijas, además del doctor Larré y de algunas autoridades oficiales. Tres días después llegaron al puerto de Mollendo, a los pocos días, en una ceremonia privada, se realizó la transmisión de mando a Serapio Calderón, su segundo vice presidente (su primer vice presidente, el doctor Lino Alarco, había fallecido antes de asumir el cargo). Al llegar a Arequipa, su salud se agravó, aunque en ciertas ocasiones y en los momentos de leve mejoría salía "don Candamo", como lo llamaban, a caminar por las cercanías de la Prefectura donde estaba alojado. A los pocos días de llegar a Arequipa en una fría mañana de 7 de mayo de 1904, el Presidente Candamo falleció a los sesenta y tres años en la sede de la Prefectura(1)

(1) El certificado municipal de defunción precisa que falleció a causa de "dilatación del estómago" y "estenosis del píloro" y la autopsia se refiere a una "degeneración esclerosa o cancerosa", atribuyendo a una deficiencia hepática la causa inmediata de la muerte.

El fallecimiento de Candamo, desde el punto de vista político, perturbó la tranquilidad que había logrado en el país desde su elección como presidente. Tanto el líder del Partido Demócrata, Nicolás de Piérola -quien sentía mucha simpatía hacia él-, como Andrés A, Cáceres del Partido Constitucional, habían mostrado respeto y consideración por Candamo. 
La muerte se llevó a Candamo cuando acababa de poner un pie en la cúspide y cuando parecía abrirse un nuevo capítulo, el culminante, en su larga vida pública. (Jorge Basadre) 
Fuentes:
- El Perú desde la intimidad/Epistolario Manuel Candamo (1873-1904), José Agustín de la Puente Candamo/José de la Puente Brunke, Editores 
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- Pensamiento y Acción en Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui y Haya de la Torre, Eugenio Chang-Rodríguez 

1 comentario:

  1. Estimada Anita, muy interesante la semblanza del Señor Presidente Manuel Candamo. Seguro que es de tu interés, comparto contigo dos enlaces relacionados a su memoria:
    Accidentes de Tranvía en Lima: https://accidentetranvia.blogspot.com/2010/07/callao-empresa-del-tranvia-electrico.html
    Los Apuntes de Daniel:
    https://dtipian.wordpress.com/2019/01/05/el-monumento-a-don-manuel-candamo/
    Saludos cordiales

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