sábado, 5 de mayo de 2018

AUGUSTO DURAND

La historia de Augusto Durand Maldonado da para varios capítulos. Sobre todo por sus aventuras revolucionarias, como alguna vez escribió Jorge Basadre. Durand había nacido en Huánuco por el año 1871. De padres peruanos, Gregorio y Amalia, pero su abuelo, llamado Jorge Durand, nació en Francia y radicó en aquella ciudad donde los días son cálidos y frías las noches. Augusto, aún muy joven, viajó a Lima. Llegar desde Huánuco a Lima era, por esas épocas, un viaje que demoraba seis largos días, eso significaba, hacer un tramo a lomo de mula y otro tramo por ferrocarril. En el año 1886, ingresó a San Marcos para estudiar Jurisprudencia y Ciencias Políticas y fue aquí, en la universidad, que una mañana, apurado como era su andar, llegó hasta el despacho de don Juan Lama, para matricularse. Se presentó, pues, tal como era él: con mucha soltura. Don Lama, un hombre de talla mediana y algo delgado, le preguntó:

- ¿Su nombre?
- Augusto Diurán ....
- ¿Diurán? ¡Aaah, es curioso! Y dígame, ¿de dónde es usted?
- De Huánuco, señor.
Don Juan, se quitó las gafas, dejó su pluma sobre el pesado escritorio y mirándolo fijamente, le dijo:
- ¡Qué curioso, muy curioso ....!
Augusto Durand lo miró con sus ojos de un color marrón como su chaqueta, y luego le preguntó:
- ¿Por qué? ¿Qué le llama tanto la atención, señor?
- Le repito que es muy curioso. Yo conocí --de esto hace ya mucho tiempo-- a un Gregorio Durand, y precisamente era de Huánuco también.
Durand, un poco incómodo, se acomodó en la silla y le explicó:
- Mire usted, le voy a explicar. Gregorio se llama mi padre y mi abuelo, que era francés, se llamaba Jorge Diurán.
- ¡Ah, bueno, bueno, bueno! Pero ...... usted es hijo de su padre y ¡no de su abuelo!
Y así, continuó el interrogatorio.
- Sigamos, entonces, joven Augusto Durand .......

Imagen relacionada


Augusto Durand era muy astuto e inquieto. Después de graduarse de abogado, se dedicó a la agricultura y especialmente a la explotación industrial de la coca en su ciudad natal. Joven, a los veintitrés años empezó su carrera política al lado del "Califa", de Nicolás de Piérola, quien por entonces estaba a punto de convertirse en el próximo Presidente de la República. Cómo hizo, no lo sé, pero antes de cumplir los veinticinco, como señalaba la Constitución, Durand, fue elegido para la Cámara de Diputados. Y así tan joven como era la presidió. Por el año 1899, se comentaba por algunos rincones de la capital, que ese joven de talla regular, robusto y de ojos vivaces, era, pues, un potencial sucesor de Piérola. Sin embargo, Basadre cuenta que "el plan del "Califa", era desgastar a quien podría ser un nuevo y peligroso rival". Y hubiera seguido siendo "potencial", de no haber existido, ese mismo año de 1899, un pacto entre Piérola y el civilismo. Ese acuerdo no fue del agrado de Durand, de ideas más populistas y así fue que, en 1901, fundó el Partido Liberal que, aunque llevaba tal nombre, éste no tenía una ideología clara. Su programa incluía el anticlericalismo, el gobierno transparente, el respeto por la Constitución y el debilitamiento del Poder Ejecutivo a favor del Legislativo. Sin embargo, Augusto Durand ganó gran popularidad en las revoluciones de 1894 y 1895. En las sesiones preparatorias para el Congreso de 1897 salió a la luz su voz, una voz fuerte y agresiva. En julio de ese año pronunció un discurso que dejó asombrados y boquiabiertos a todos los parlamentarios: "Es preciso decir las cosas alguna vez con claridad. Un plan legicida, salido de ese fétido fango de Palacio, donde hoy como nunca se combinan las tramas más inicuas para el escarmiento de la ley, es la causa de lo que actualmente pasa". Por supuesto que al salir de la sesión, Durand y un grupo de amigos fueron hostilizados, los siguieron hasta el Hotel Francia e Inglaterra, a unos pasos de la Plaza de Armas y la policía, pues no hizo nada ......
Fuentes:
- Historia de la República del Perú de Jorge Basadre
- Revista Variedades, año 1920
- Los Señores, Luis Alberto Sánchez
- La Política en el Perú del siglo XX, Henry Pease García y Gonzalo Romero Sommer

No hay comentarios.:

Publicar un comentario