sábado, 5 de mayo de 2018

JOSÉ GÁLVEZ EGÚSQUIZA

"Mas junto con los resplandores de la victoria se dieron también las negras nubes del duelo. Entre los caídos estaba el coronel Gálvez, el ilustre Secretario de Guerra, el gran líder liberal".

Abogado y catedrático; político liberal y un liberal radical; elegido diputado por Jauja; además, Secretario (Ministro) de Guerra y Marina durante la Dictadura del Presidente Mariano Ignacio Prado (1865). José Gálvez Egúsquiza había nacido en 1819 en la cálida ciudad de Cajamarca; aquella ciudad donde sus días son cálidos y frías sus noches. A los veinte años llega a Lima para matricularse en el Convictorio de San Carlos. Años después, en 1850, se incorporó al Colegio Nuestra Señora de Guadalupe como profesor de Filosofía Moral, Psicología, Lógica y Teodicea. Transcurridos apenas dos años, ocupó la dirección del mencionado colegio luego que su hermano Pedro dejara el cargo. Estudió Derecho y Jurisprudencia en los viejos claustros de la Universidad Nacional de San Marcos. El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, compañero suyo durante la campaña revolucionaria contra Juan Antonio Pezet, lo describe como una persona de figura modesta y cuerpo pequeño; blanco el color y pálido el semblante. Se peinaba con esmero y su barba era negra; pulcro el traje y suaves los modales. Tenía la apariencia fría pero bajo esa fría apariencia se escondía un gran corazón. Un gran corazón y una inteligencia vasta y desarrollada. Casó con Ángela Moreno y Maíz con quien tuvo siete hijos.

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Pero José Gálvez quería combatir como un recluta más ......
A las 9:50 de la mañana del 2 de mayo de 1866, llegan a El Comercio -gracias al telégrafo- las primeras noticias desde el Callao. Casi una hora después, el despacho indica que la escuadra enemiga, avanza con rumbo al norte hacia la bahía. A las 12 y un minuto "los enemigos forman una línea de batería: después de poner su rumbo al norte. La Numancia -la nave más poderosa de España- ha puesto proa al puerto a toda máquina". Pasada una media hora, la mañana era gris y fría. La neblina era densa y cargada. Sin embargo, el fuego continúa sin cesar. Cerca a las dos de la tarde el entusiasmo iba creciendo, las bandas tocan los himnos nacionales. En los alrededores se va formando un gran gentío. No se sabía hasta ese momento quiénes habían caído ....... "En la torre de La Merced (del lado sur) -informa El Comercio- en el momento mismo en que disparados sus dos cañones Armstrong volvían a ser cargados, una bomba de 300 libras que iba a ser introducida en uno de ellos, se escapó de la amarra con que era izada y cayó y estalló dentro de la torre misma incendiando un gran montón de cartuchos para los mismos cañones allí amontonados". La explosión mató a José Gálvez. Jorge Guillermo Leguía, su entusiasta biógrafo, recuerda que alguien, al saber la voladura de la torre La Merced -la torre que el propio Gálvez había escogido como el lugar en donde debía estar durante el combate-, exclamó: ¡Qué pólvora tan bien gastada! Debajo del uniforme de coronel de este maestro y tribuno limpio se encontró un cordón franciscano.
Murió a los cincuenta y tres años. Murió como "el coronel Gálvez" y como Secretario de Guerra, él que había renunciado a ese cargo doce años antes; él que en la Convención de 1856 dijera que nunca había sido militar porque no quería esclavizarse a nadie. Gálvez, lejos de ponerse a buen recaudo, borró aquella frase que por esos tiempos se escuchaba. La frase de que "los generales mueren en la cama". Su sacrificio privó a los liberales de su jefe indiscutible. Fernando Casós, uno de los personajes más caracterizados con este partido, en su novela "Los hombres de bien", deja la fantasía de un lado para escribir que los representados de Gálvez, habían ido con repugnancia íntima a integrar el gabinete de la Dictadura, al lado de José Pardo, el financista aristocrático; de Toribio Pacheco, el jurista de ideas conservadoras; del liberal José Quimper además, del moderado y brumoso José Simeón Tejeda. Casós menciona que todos ellos, que integraban el "Gabinete de Talentos", formaron este frente único tan solo por la defensa nacional; pero enseguida pensaban lanzar la candidatura de Gálvez para dar la batalla para la transformación del país.

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Echenique menciona en sus memorias: "Gálvez, era quien lo disponía todo y dirigía las cosas. No venía a ser quizá, al lado de esos cuatro peruanos ilustres, el cerebro más brillante; pero era, sin duda, el carácter más resuelto y el espíritu más enhiesto. Era, agrega, el alma de la Dictadura y sin él ella no podía subsistir siendo el juicio de muchos que si hubiera sobrevivido al 2 de mayo, se habría hecho Dictador".
Recién el 13 de mayo, cuando la escuadra española navegaba con rumbo a su patria, los combatientes del 2 de mayo regresaron a Lima. Las calles desde la Portada del Callao hasta la Plaza de Armas estaban adornadas con vistosas cintas blancas y rojas. En el camino habían colocado muchos arcos triunfales adornados con inscripciones con referencia al combate. Cientos de personas se aglomeraban y empujaban con tal de ver y ovacionar a cada uno de los combatientes del 2 de mayo.
En 1873 se emitió un billete que reproduce la figura de Gálvez con una túnica clásica y una corona de la victoria. Este billete del Banco de la Providencia, emitido por el valor de cinco soles, se convirtió en un billete provisional de "cinco reales de inca" durante la guerra con Chile.
Fuentes:
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- Los 150 años de El Comercio, Héctor López Martínez 1839 - 1989

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