Un día como hoy, 19 de abril, ocurrió un atentado contra Augusto Durand Maldonado. Fue en el año diecinueve. Por entonces, Durand, inquieto como era, estaba próximo a cumplir los cincuenta. Se trataba de un grupo de malhechores que trató de asesinarlo en la localidad de Punta de la Esperanza, en Huánuco. Durand era popular por organizar revoluciones contra algunos gobiernos de lo que Basadre denominó, la República Aristocrática. Esa calurosa tarde, el cielo era de un celeste intenso, Augusto Durand, de talla mediana y robusto; de ojos vivaces y con un bigote breve; atravesaba el campo acompañado del español Eduardo Atard y Serrano. Ambos iban montados en elegantes caballos blancos. Al parecer, esa fue la causa de la confusión; pues la bala que iba dirigida hacia Durand mató a Atard. A Durand le rozó el estómago. Por suerte y aunque su vida corrió peligro, salvó de morir. Pero el balazo dejó una huella imborrable en él. Se cree que cuatro años después, esa fue la causa de su muerte; aunque no se descartó que haya sido envenenado. Las primeras indagaciones apuntaban a que el atentado fue cometido por motivos "de carácter personal y lugareño" pero, sin embargo, existían algunas versiones que indicaban que éste tuvo "contenido político". Uno de los malhechores inculpados era Luis G. Rivera, vinculado al leguiísmo.
A los pocos días del suceso, el juez de Huánuco, Oscar O. Chávez, ordenó la detención no solo de Rivera, sino también, de los ocho o nueve cómplices que lo acompañaron esa tarde. Meses después, cuando se produjo el golpe de Augusto B. Leguía contra el Presidente José Pardo, el 4 de julio de 1919, se apoderó de la prefectura de Huánuco el mayor Enrique Gómez. Gómez ordenó a Chávez que libere de inmediato a todos los implicados. Sin embargo, el juez Chávez se negó. No contento con ello, Gómez procedió de hecho. Liberó a todos los presos participando, poco tiempo después, junto al mismo Rivera, en los desmanes ocurridos luego de los festejos por el triunfo de Leguía ese día 4 de julio. A los pocos días, el juez Chávez fue obligado a abandonar Huánuco. Al arribar a Lima, luego de casi una semana de viaje en mula y ferrocarril; consiguió que el Poder Judicial inicie un proceso contra Gómez por haber liberado a los presos; ordenando, incluso, su detención. Sin embargo, el Gobierno decidió amparar a Gómez. Lo amparó hasta que se dio una ley que puso punto final al juicio. Esto trajo como consecuencia que el juez Chávez abandonase la magistratura. Pero lo curioso, si cabe el término, fue que Gómez, que liberó a los malhechores que atentaron contra Durand, fue ..... ¿castigado? No, todo lo contrario, fue nombrado edecán del Presidente de la República y Rivera, uno de los principales malhechores, fue nada menos que nombrado alcalde de Huánuco. Es decir, ambos fueron más que premiados.
Tres expedientes se formaron entonces: "los autos sobre el homicidio de Durand y Atard; el juicio incoado contra los que faltaron a la autoridad del juez Chávez y la causa que se inició contra el prefecto Gómez". El historiador Jorge Basadre menciona que se debía estudiar detenidamente cada caso a fin de esclarecer los hechos. Conviene distinguir, continúa, entre el origen del crimen de Punta de la Esperanza y la impunidad concedida a los sujetos que quisieron asesinar al lider del Partido Liberal, por obra de los mismos que intentaron destruir La Prensa, diario de su propiedad, ese mismo año de 1919. Durand fue deportado del país y continuaron tratando de hacerle el mayor daño posible a sus propiedades y a sus intereses. ¿Quiénes? Los mismos que atentaron contra su vida.
Fuente:
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- Los Señores, Luis Alberto Sánchez
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- Los Señores, Luis Alberto Sánchez
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