martes, 3 de octubre de 2017

CESAR VALLEJO EN PARIS

En 1911 Clemente Palma había rechazado en Variedades una de sus composiciones; y lo mismo hizo en 1917 con otra que luego perteneció al libro "Los heraldos negros" dedicándole un comentario despectivo que apareció en la sección "Correo franco" de aquella revista y donde aparecían las palabras "mamarracho", "adefesio", "tontería poética".
Cesar Vallejo (1892 - 1938), nace en Santiago de Chuco, Trujillo. Fue el undécimo y último hijo del matrimonio de Francisco de Paula Vallejo Benites con María de los Santos Mendoza, hijos de dos sacerdotes españoles y dos indígenas. Su familia era de clase media baja. Vallejo era alto, de tez olivácea y nariz recta. Usaba un sombrero de paño gris por el que asomaba una frente ancha, alta. Sus cabellos eran negros, duros y espesos. Era un hombre altivo, no melancólico como se cree; de risa frecuente, franca, espontánea; le gustaba estar aislado pues amaba la soledad.
VALLEJO EN PARIS
Es el año 1923, París, la ciudad de sus sueños, la ciudad de la que, años más tarde, se enamoró. Para lograr hacer el viaje pide plata prestada, cobra deudas y sueldos atrasados del Ministerio de Educacion. Su amigo, Julio Gálvez Orrego, sobrino de Antenor Orrego, había recibido una herencia anticipada y había comprado un billete en primera clase que luego canjeó por dos billetes en tercera clase. Así, el 13 de junio de 1923, realiza su sueño de viajar. Ese día zarpan del puerto del Callao en el vapor "La Oroya". Trece días duró el viaje a París. Llegaron un 13 de julio. Años más tarde, Julio Gálvez muere en la Guerra Civil Española (1936 - 1939). Vallejo se queda solo. Los primeros años en París fueron de muchas dificultades, de pobreza, no conocía el idioma, no tenía un trabajo ni tampoco un lugar fijo para vivir. Para sobrevivir hace traducciones, envía crónicas parisinas a las revistas limeñas Variedades y Mundial.
"En su camino nunca dejaba de pasar una mujer atractiva. Y Vallejo no dejaba de inquietarse exclamando: ¿Se han dado cuenta, zorrillos, cómo me ha mirado?; seguro que se ha enamorado de mí, ¿y ustedes que dicen? ¿entonces creen, pero de verdad, creen?, no me estarán engañando".
HENRIETTE y GEORGETTE
En 1926, Vallejo se instala con su compañera de entonces, Henriette Maisse, en el cuarto piso del Hotel Richelieu, en el número 19 de la rue Moliére, una calle angosta, muy cerca a L' Ópera. Vallejo conoció a Henriette una tarde de otoño en que, como de costumbre, estaba sentado con sus libros y libretas en la terraza del Café de la Régence. Henriette era una muchacha modesta, leal, cariñosa; soportó en silencio el mal temperamento del poeta; sus 'impromtus' frecuentes ante cada frustración.
Sobre la misma rue Moliére, al otro lado de la calle, vivía Georgette, una muchacha francesa, alta, de ojos verdes y cabellos castaños que por entonces tenía diecisiete años. Georgette se entretenía mirando por su ventana el ir y venir de los transeúntes de la calle y en ver cómo vivían los nuevos vecinos del hotel del frente cuyas ventanas estaban siempre cerradas. ¡"Pobres - pensaba - son sordomudos"! Hasta que un domingo de primavera desde aquella ventana ve a un hombre vestido de un azul impecable con su sombrero puesto hacia un lado que le hace una ligera venia acompañada de un: 'bonjour mademoiselle'. Al poco tiempo, Georgette empieza a interesarse cada vez más en aquel vecino. Le agrada su tipo hindú, su tez morena, su frente amplia, su mirada!
"Su mirada no se detenía en los ojos o en el rostro. Su mirada parecía que atravesaba y continuaba miles de kilómetros más allá".
Georgette llevaba una vida muy controlada por su madre. Sin embargo, Vallejo era buen observador y desde su ventana seguía todos los pasos de la muchacha a la que casi le doblaba la edad. Un atardecer de 1927, ambos se encuentran en la calle Montpensier. Allí, el poeta le manifiesta su deseo de acompañarla dos días a la semana. La esperará -le dice- en un café de la avenida de L' Ópera. Pasan los días y las cosas marchan bien. Las citas se hacen cada vez mas frecuentes causando los celos de Henriette quien se queja ante la madre de Georgette. Fastidiada la madre, una tarde les sigue los pasos, sorprendiendo a la pareja caminando por la avenida L' Ópera. ¡Mañana mismo partes a Orléans ........! -- le dijo. Georgette anteriormente había sido enviada -por motivos de guerra- a un internado religioso en Bretaña. Esta vez fue enviada -por amor- a la casa de unas tías en Orléans. Al fallecer su madre, en 1928, César Vallejo y Georgette Marie Philippart conviven libremente a partir de 1929. Cinco años después, el 11 de octubre de 1934, se casan en el municipio parisino del barrio XV. Él -periosista- de cuarenta y un años y ella -empleada de oficina- de veintiséis.
"Vallejo ya no es más el poeta que siente frío en algún duro invierno europeo. Es, aseguran muchos, el poeta del siglo".
Ocho días antes de que muriera lo vio el doctor Lemiére. "Pero si todos sus órganos están nuevos .... veo que este hombre se muere pero no sé de qué!" César Vallejo murió en París, al mediodía de la primavera de 1938.
"Han dicho que Vallejo fue borracho, narcómano, sifilítico, que andaba detrás de las zorras. Yo en mi vida lo vi beber. Tampoco fumaba. Era un hombre serio, disciplinado, que escribía mucho. Un hombre a quien conocí muy bien ...." Georgette Vallejo
Fuentes:
- Sucedió en el Perú/César Vallejo 
- Georgette de Vallejo: la viuda más triste del mundo, Guillermo Thorndike 
- Vallejo: Dos amores en París, Teodoro Rivero - Ayllón
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre



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