domingo, 8 de octubre de 2017

EL AUTOCINEMA DRIVE-IN

En pleno gobierno del General Manuel A. Odría (el Ochenio), se inauguró el viernes 18 de diciembre de 1953, el primer autocinema en Lima. La idea fue del ingeniero Luis Montero Bernales, quien en sociedad con unos pilotos de la línea aérea PANAGRA, adquirió algunos terrenos aledaños al Aeropuerto de Limatambo, muy cerca al autocinema. La construcción e implementación estuvo a cargo del arquitecto Max Galli y de la parte estructural se ocupó su hermano, Carlos Galli. Sin embargo, existe una versión según la cual el diseñador del Drive-In fue el experto en este tipo de cines, el norteamericano Jack K. Vogel, pero esto no se ha podido verificar pues falleció en el 2004.
El proyecto se empezó a llevar a cabo, pero en el camino se presentaron ciertas dificultades, al parecer los empresarios de los cines locales querían impedir el funcionamiento del autocinema; se especulaba que perjudicaría sus intereses, ya que pensaban que desde fuera y aunque no se escuchara nada, la gente vería las películas, atraídas más que todo por la novedad, por lo que esto les podría malograr el negocio pues luego más tarde la gente ya no se animaría a ir a las salas de cine convencionales.
La noche de la inauguración se estrenó la comedia norteamericana "Las Aventuras de un Humorista", producida por la Warner, con el actor Will Roger Jr. y la actriz Jane Wyman. El autocinema Drive-In se ubicaba en lo que hoy es el complejo BBVA Banco Continental, con su torre de 18 pisos que estuvo cubierta con 53 mil cerámicos naranjas, en la avenida República de Panamá en San Isidro. Los estacionamientos del Drive-In disponían de micrófonos colocados sobre soportes de modo que sólo en los automóviles se podía escuchar la película. Debajo de la cabina de proyección, en medio del terreno, también funcionaba una cafetería, los asistentes al autocinema hacían sus pedidos llamando a los mozos a través de las luces rojas traseras de sus vehículos y ellos les llevaban el pedido al auto al estilo Tip-Top o del antiguo Oh, qué Bueno!
Por esa épocas San Isidro no era como lo conocemos hoy día. La vía expresa del Paseo de la República no existía, sólo aparecía un edificio solitario, la residencial Limatambo - edificio (ya demolido) famoso por su letrero de Coca Cola -, y el colegio San Agustín. En la avenida Javier Prado habían apenas unas cuantas construcciones, era un lugar casi descampado e incluso se podía ver desde ahí, a lo lejos, la inmensa pantalla. Eran años en que no había mucha prisa, sí, de vez en cuando, se presentaba un embotellamiento en la esquina de la avenida Javier Prado con la línea de Lima a Chorrillos, pero se solucionaba con unos cuantos gritos y unos bocinazos. La norteamericanización de Lima creció al borde de ese embotellamiento, con la aparición de dos empresas que parecían ser los gemelos de la arquitectura nacida en Miami: Sears & Roebuck y TODOS, este último, coincidentemente, abrió sus puertas el mismo día.


Una característica del autocinema era que los asistentes no podían salir de sus vehículos durante la película, tan solo se les permitía a las mujeres que tenían urgencia en ir a los servicios higiénicos. Las familias iban con sus mejores trajes y, al terminar la función, algunos de los jóvenes vestidos con sus chaquetas a lo James Dean - montados en sus autos Volkswagen o Ford y escuchando a Elvis Presley, Chubby Chucker o a los Beatles -, se iban raudos hasta las dos fuentes de soda más cercanas: las de Sears y TODOS, allí servían unos hot dogs con mostaza y "relish", hamburguesas y también los donuts, algo que anunciaba que en un futuro iba a ser preciso comer cada vez más rápido.
Debajo del espacio donde estaba instalado el inmenso écran se ubicaba el club "Neptuno", lo particular de este establecimiento era que se debía ingresar con una pareja del sexo opuesto. En ese local no se usaban equipos de sonido. Para amenizar la noche, el club contaba con una orquesta propia que la integraban doce músicos y el ambiente estaba iluminado sólo por luces ultravioletas. Además del "Neptuno", muy cerca al autocinema, había un parque de diversiones llamado "Chicolandia", donde habían botecitos acuáticos y chachi-karts, aunque este fue inaugurado años más tarde, la bulla no afectaba al Drive-In pues éste funcionaba hasta las seis de la tarde y el autocinema tenía funciones sólo en Vermouth que iniciaba a las 7:15pm y Noche a las 9:30pm.


Con el paso del tiempo, el autocinema dejó de ser la novedad y fue pasando de moda. El gasto en electricidad también era muy alto pues el reflector de luz utilizado en la cabina de proyección era el más potente de la capital otra causa fue - según dicen - la alta valorización de los terrenos del lugar, luego que San Isidro se transformó, poco a poco, en una importante zona financiera y comercial de Lima. Estas fueron algunas de las causas que comenzaron a hacer improductivo el negocio. En abril de 1975 se produjo el "cierre" del autocinema, la última película que se exhibió fue un re-estreno "La Fiesta Inolvidable" con el actor Peter Sellers.

Fuente:
- Diario La República
- El Autocine Lima, como la conocimos
- Los Apachurrantes Años 50 de Guillermo Thorndike

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