"Chacarilla era una calle retorcida, de humilde aspecto aldeano, y cerrada hacia el Monasterio de Santa Teresa, se trasladó en la época del Virrey Caballero de Croix, al local del Estanco del Tabaco, que funcionaba en la calle del Padre Jerónimo".
Domingo Elías, acaudalado hacendado y comerciante de Ica, encontró que una multitud de niños no tenía un colegio donde educarse. Así, junto al comerciante español, Nicolás Rodrigo, fundan, el 7 de febrero de 1841, durante el gobierno del Mariscal Agustín Gamarra, el Colegio Guadalupe, en un local ubicado en la calle Chacarilla -muy cerca a la universidad de San Marcos- que el gobierno le cedió. En sus inicios ocupo el área del rectorado de San Carlos, allí, Bartolomé Herrera predica doctrinas adversas a la soberanía del pueblo.
Al mismo tiempo, los fundadores del nuevo colegio Guadalupe contratan los servicios del liberal español Sebastián Lorente como rector del plantel. De esta manera, Lorente deja España en 1842 llegando a Lima al año siguiente. Pasa un año y en 1844, asume la dirección del plantel introduciendo la nueva enseñanza liberal europea que se estaba desarrollando, sobre todo, en España y Francia; él, junto a su sucesores, los hermanos, Pedro y José Gálvez, ex alumnos del Convictorio de San Carlos, logran convertir al Guadalupe en el baluarte liberal de la educación nacional; imparten una educación antagónica con relación al conservador Convictorio de San Carlos, cuyo rector era el religioso Bartolomé Herrera.
"Al comenzar la República, por espíritu contradictorio explicable ante los primeros anárquicos pasos y, por contraste, lógicamente bien aprovechado por los conservadores, San Carlos se convierte en foco reaccionario, pero en el mismo barrio, surge el colegio liberal y democrático. Guadalupe prospera velozmente y asienta escuela nueva".
Pasan los años, años mejores para el Guadalupe pues el colegio representaba la defensa de la soberanía. Guadalupe representaba al laicismo y San Carlos el clericalismo. Guadalupe significaba la libertad. San Carlos la disciplina del convento o del cuartel. Guadalupe tenía maestros que atacaban desde la cátedra: la esclavitud, la tiranía, el despotismo. Guadalupe daba solución a los problemas palpitantes de la vida nacional; en San Carlos, se atacaba a los parlamentos, al mito del sufragio, a la ilusión liberal. Esta rivalidad se mantiene hasta 1852 cuando el presidente, el General José Rufino Echenique (1851-1855), cuyo principal colaborador era Bartolomé Herrera, clausura el colegio a causa de un cierto "odio" hacia lo liberal. El director de ese entonces, José Gálvez, profesores y alumnos defienden el colegio pero no con las armas sino, con las palabras.
"Chacarilla, cuadra y barrio genuinamente estudiantiles y de peculiar colorido con liberal expresión y matiz popular hasta por hallarse a distancia y como al margen de los centros residenciales, nobiliarios y señoriles. Discurrían por allí maestros y estudiantes en sus días vacos. Aquella cuadra, fue un día cortada cruelmente para dar paso a los descomunales carros del Tranvía Nacional ...."
En los exámenes los guadalupanos exponían sus propias ideas con su propio lenguaje; en San Carlos repetían la dialéctica de San Bartolomé. Los provincianos preferían el Guadalupe, los limeños, al San Carlos. Al asumir la presidencia el Mariscal Ramón Castilla, se pretende encauzar al país hacia nuevos rumbos; pero esa revolución triunfante trajo consigo un nuevo reglamento de instrucción media. El 7 de abril de 1855, se decreta la nacionalización del colegio Guadalupe. Se establece un nuevo reglamento en el que se señalaba entre otras cosas:
"La educación preparatoria para las facultades universitarias así como la comercial. Además, se decretó la reclusión absoluta de los alumnos durante el año escolar; la vigilancia continua sobre cada alumno a fin de evitar castigos y desmoralización ......."
A raíz de estos cambios, el Guadalupe dejó de competir con el San Carlos. Algunas clases eran demasiado numerosas, llegando, a veces, a exceder de cien alumnos, dividiéndose en varias secciones. Los discípulos más adelantados cooperaban con los profesores. Los resúmenes y notas tomadas a los alumnos eran revisadas los sábados castigándose a quienes no cumplían con entregarlas. Las listas se pasaban cuatro veces al día en el mismo salón de estudios. A las siete de la mañana, luego, a las once, a la una de la tarde para, finalmente, tomar asistencia a las cinco de la tarde. Es decir, en la hora de entrada y de salida. Había problemas en tomar asistencia con los alumnos externos, en ese caso, las familia eran notificadas diariamente. Los externos pagaban una pensión de dos pesos mensuales.
A raíz de este cambio pierde esa doctrina colorida. Pero no pierde el aire democrático y amplio frente a los colegios extranjeros o religiosos. Al punto que en sus aulas alberga a alumnos de todas las condiciones sociales, de todas las razas y de todas las regiones del país.
Antes de existir la avenida Alfonso Ugarte existía allí un lugar que hasta finales del siglo XIX se le conocía como "carretera del gas" porque, sobre ella, estaba la fábrica de gas que surtía de este combustible a la ciudad. Era un lugar gris, sobre su suelo, caían las cenizas, los árboles no crecían, sin embargo, cuando se extendió el alumbrado eléctrico, la empresa quebró.
Durante la segunda gestión del presidente Nicolás de Piérola (1895-1899) se decide construir un nuevo edificio para el colegio. La comisión francesa Haussmann, recomendó que este se construyera en lo que en esa época era la Alameda de Circunvalación, un lugar con hileras de árboles, árboles que nacieron luego del cierre de la fabrica de gas. En 1897, la Junta Departamental, decide adquirir un terreno de cerca de 20 000 metros cuadrados. Al año siguiente, se convocó a un concurso público, se presentaron dos proyectos, sin embargo, ninguno fue elegido. El proyecto se le encarga entonces, al arquitecto Maximiliano Doig, que lo ejecuta hasta 1905. Luego, en 1909, el proyecto de este edificio -de estilo Neoclásico- lo asume Rafael Marquina y Bueno (arquitecto guadalupano). El edifico cuenta con cinco patios, cada uno destinado para una diferente actividad. El bloque frontal se concluyó en 1909, la capilla y el bloque posterior en 1911. El colegio Guadalupe fue entregado, finalmente, en 1920.
Recién en 1928, debido al creciente desarrollo urbano de Lima, se inaugura, durante la gestión del Presidente Augusto B. Leguía, lo que es hoy la avenida Alfonso Ugarte, por ese entonces, una de las avenidas más elegantes de la ciudad.
Como dato curioso, las antiguas cárceles denominadas de Ciudad y Corte fueron suprimidas en 1821 y los presos de ellas fueron llevados al "Supreso Colegio de Guadalupe", de donde se les trasladó a las carceletas de la Inquisición.
Como dato curioso, las antiguas cárceles denominadas de Ciudad y Corte fueron suprimidas en 1821 y los presos de ellas fueron llevados al "Supreso Colegio de Guadalupe", de donde se les trasladó a las carceletas de la Inquisición.
Fuente:
- Revista Mundial
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre
- blog.pucp.edu.pe/blog/juanluisorrego
- Calles de Lima y Meses del año, José Gálvez
- Las viejas calles de Lima, Juan Bromley
El niño crece en la familia y es con ésta con quien va a desarrollar sus primeras relaciones. Gracia, E (1994) menciona que a este proceso se le denomina sociabilización e incluye también la transmisión de determinados valores y conductas que al poco tiempo aparecerán como naturales sigue leyendo https://ludolandiagaldar.blogspot.com/2013/06/educar-en-valores.html
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