"El teatro de Lima era muy bonito aunque pequeño. Estaba decorado con gusto y muy bien iluminado. Las mujeres y su toilettes parecían encantadoras. Había función dos veces por semana, los jueves y los domingos. Las veces que asistí acudió muy poca gente. En los entreactos fumaban todos los espectadores, hasta las mujeres Actuaba a la sazón una mala compañía española que representaba obras de Lope y vaudevilles franceses, desfigurados por la traducción. Vi el "matrimonio de razón", "la joven casadera", etc. La compañía era tan miserable que le faltaba hasta los disfraces".
LA PLAZUELA DEL TEATRO
En los días de la colonia fue llamada primero la Puerta Falsa de San Agustín, después de la Comedia y, a veces también, de las Comedias Viejas. Este último nombre duró mucho tiempo, incluso por el año 1727, existía la "Botica del Peinado" que se llamó también de "La Comedia Vieja"; la calle en sí era conocida como calle de la Comedia, y muchas veces cuando se quería indicar el domicilio de alguna persona se decía la Comedia. En 1822, el General San Martín, por intermedio de su Ministro Monteagudo, se dirige a los padres de San Agustín para solicitarles su colaboración para derribar los altos y bajos de la Puerta Falsa para que "la Casa de las Comedias - o Teatro Principal - tuviera un frente de anchura y desahogo". Así, a los pocos días se presentaron los peones con un capataz apellidado Debuti y procedieron a la demolición. En muy poco tiempo quedaron al descubierto los claustros posteriores y la plazoleta quedó formada para estacionar allí también los coches y carrozas sin obstaculizar el tránsito. Como compensación se ofreció la reparación de los destrozos y la Casa de las Comedias se comprometió a pagar mil pesos anuales a favor del convento. El presidente Torre Tagle, dispuso que se llamara "Plaza Siete de Setiembre", por ser la fecha del desembarco de San Martín en Paracas; también mandó arreglar y adornar el lugar para que sirviera como paseo público.
El Teatro Principal, se estrenó en el año 1617 y fue nombrado así en 1850, tal vez para distinguirlo del de Variedades de Mercaderes. Soportó varios terremotos, por lo que requirió de algunas reconstrucciones que fueron llevadas a cabo por un tal Olavide al que condenaron por irreligioso al atribuirle haber preferido construir un teatro en lugar de una iglesia. Nuevamente ocurrió un terremoto, el de 1746, pero gracias a los trabajos de Olavide, el teatro se pudo volver a reconstruir. Por documentos de la época se tiene conocimiento de haber tenido el teatro una prisión para cómicos y cómicas, que estaban bajo custodia de un portero. Se les permitía salir al escenario a representar en las comedias y al finalizar se les volvía a encerrar por el tiempo que durara su condena.
La Plazuela del Teatro o Siete de Setiembre, fue una de los más divertidas de Lima. Tuvo un café llamado del Medio Universo y un Hotel del Universo que, con el correr del tiempo, se hizo de una fama no muy santa. Esto se hacía más notorio cuando caía la noche, hecho que trajo como consecuencia que los paseantes nocturnos se alejaran del barrio. La Plazuela también fue estación de diligencias. En 1847 el Prefecto de Lima, Isidro de Aramburú, dispuso descongestionar las cuadras de Mercaderes y Espaderos. Algunos propietarios de carruajes protestaron, pero el Intendente Suárez, un hombre de armas tomar y capaz de meter en cintura a cualquiera hasta al más pintado, ordenó que se cumpliera la orden de la Prefectura. Pasaron los años y la plazuela se convirtió en el estacionamiento de cocheros que hacían de ese lugar su lugar preferido para echarse una pequeña siesta, además que aparecieron después unos cuantos bulliciosos conductores de carretas. En 1852, el presidente Echenique, expropió el Teatro Principal, en compensación entregó a la Beneficencia cajones en el "Hierro Viejo" o calle Palacio y algunas tiendas en Santo Tomás.
El barrio tuvo, en la mitad del siglo XIX, algunos vecinos importantes. El Café del Gran Cairo, era muy vistoso, había otro muy concurrido por sus billares y que hizo historia por sus panes con mantequilla; la Pastelería de Correa y la Doraduría de Doldán que vendía unos catres altos y amplios, llenos de labrados. También estuvo allí el muy popular restaurante El Franco Peruano, que más tarde se mudó al frente con el nombre de La Bonne Etoile. Estuvo también el Café de Salardi, no tan antiguo como los anteriores, pero siempre estaba lleno, lleno de madrugadores y bohemios pues cerraba sus puertas a altas horas de la noche. En la misma plazuela estuvo el Club Republicano allá por 1855 y en la otra esquina, cercana a la calle Lártiga, se fundó, el 19 de octubre de ese mismo año, el Club Peruano, después Nacional. Años después, en 1883, el Teatro Principal se incendió, asi, se transformó en el Teatro Municipal.
El 14 de febrero de 1909, luego de una larga reconstrucción impulsada por el alcalde Lima, Federico Elguera, se vuelve a inaugurar el Teatro Principal. La obra fue hecha de acuerdo a los planos del arquitecto Julio E. Lattini; un teatro más cómodo, con mejor acústica, mejores acabados y con una fachada más bonita. La capacidad era de 1412 espectadores. La noche del estreno se presentó la obra "la dama boba", en la que actuaron María Guerrero y su esposo, Fernando Díaz de Mendoza, Marqués de Fontanar. Fue todo un acontecimiento social aunque recibió algunas críticas por parte de la prensa escrita. Esa fue la primera vez que las damas de la aristocracia fueron a platea. Veinte años después, el 24 de junio de 1929, se le cambió el nombre por el de Teatro Manuel Ascencio Segura.
PLAZA LEGENDARIA
Un hecho popular, volvió a dar a esta plazuela un aire legendario. El domingo 17 de marzo de 1895, los pocos concurrentes al teatro se pasaban la voz, en riguroso secreto, la entrada a Lima de la montonera acantonada en Cieneguilla. Desde días antes ya corrían los rumores de una amenaza de asalto a la capital, lo que no se sabia con exactitud era el día en que esto ocurriría. Pero ese domingo sucedió lo que se temía, llegaron los montoneros con sus gorras blancas, con balas de verdad, con fusiles de todas las marcas, con uniformes de toda clase y, la mayor parte, con calzados de carne y hueso. Piérola, seguido de su Estado Mayor, ingresó por la Portada de Cocharcas y se posicionó de la Plazuela del Teatro. Se estableció en las habitaciones del Hotel del Universo y la situación se hizo más cruenta en las calles .........
Fuente:
- Gálvez, José: Calles de Lima, Meses del Año (1945)
- Tristán, Flora: Peregrinaciones de una Paria (1946)
- Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú (1943)- Lima la Única
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