jueves, 5 de octubre de 2017

EL ASILO DE HAYA DE LA TORRE EN LA EMBAJADA DE COLOMBIA

La actual sede de la residencia de la embajada de Colombia, ubicada en la avenida Arequipa y lugar donde se asiló Haya de la Torre, allá por el año 1949, fue diseñada y construida por mi abuelo, el arquitecto polaco Ricardo de Jaxa Malachowski, en el año 1925.
Cuenta la historia que entre el 27 de octubre de 1948 y el 3 de enero de 1949, el dictador Manuel A. Odría aceleró la persecución del partido aprista, imponiéndole una nueva y prolongada clandestinidad. El 4 de noviembre de 1949 se ordenó la captura de Haya de la Torre, vivo o muerto. Como el cerco del ideólogo del APRA se cerraba cada vez más y más, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Aprista le ordenó a Haya asilarse en una embajada. Victor Raúl escogió la de Colombia. Al anochecer del 3 de enero de 1949, Haya arribó a la residencia de la embajada de Colombia en un automóvil que era conducido por la señora Alicia Cox Roose de Larco, además lo acompañaban Jorge Idiaquez y la señora Margot Hudtwalker Roose. Al bajar del asiento trasero del vehículo, y luego de despedirse de sus amigos, cruzó los amplios jardines portando sólo una maleta y una máquina de escribir. Al llegar hasta la puerta principal, lo recibió un sorprendido y nervioso mayordomo italiano que apenas conocía el idioma español. Haya de la Torre, después de haberle repetido, una y mil veces su identidad, logró poder ingresar al amplio vestibulo desde el cual se lograba ver una magnífica escalera de madera de cinco tramos. Inmediatamente, Pasqualini - el mencionado mayordomo italiano - dio aviso a la esposa del embajador quien se encontraba en esos momentos en la planta alta, la señora Gloria Rodríguez de Echeverri, una mujer - al parecer - bastante simpatica, que había participado en concursos de belleza. Luego de ser avisado el embajador Carlos Echeverri Cortés de lo que ocurría, inmediatamente regresó a la embajada y solicitó un salvoconducto para su asilado; el presidente Odría rehusó extendérselo y así empezó el "casus celebre" de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
"Obreros municipales habían abierto zanjas en las calles próximas a la sede diplomática, y tropas con fusiles y soplones de inconfundible abrigo azul rodeaban la casa día y noche".
Varios gobiernos, intelectuales, hombres de ciencias, instituciones y universidades intercedieron a favor del "Señor Asilo". En 1949, la Liga Internacional de los Derechos del Hombre - un órgano consultivo de las Naciones Unidas - nombró a Haya como su representante ante ese organismo mundial y, por tanto, solicitó al gobierno de Odría se le permitiera viajar a Nueva York. Odría hizo caso omiso a la solicitud. El Tribunal Internacional de Justicia rechazó las imputaciones del gobierno peruano contra el derecho de asilo y expidió dos fallos contradictorios. En un primer fallo - emitido en noviembre de 1950 - la Corte declaró, entre otras cosas, que "Haya de la Torre era un líder político al que protegían o debían proteger las leyes nacionales". Colombia apeló. El asilo había sido otorgado en situación de serio peligro, que era fácilmente comprobable. La Corte emitió un segundo fallo señalando que a Haya "debió devolvérselE su libertad ciudadana". Este fue emitido en junio de 1952. Ni el gobierno peruano ni el colombiano se ponían de acuerdo.



Mientras tanto, los días pasaban; Haya mataba las horas leyendo a Cervantes, Lope y cada uno de los tomos de la colección Rivadeneyra; escribía articulos los que no podía - por su calidad de asilado - publicar y, por tanto, le pidió a algunos amigos suyos como Javier Pulgar Vidal, aceptaran poner su firma donde debía aparecer la suya. Era un peligro pero, finalmente, aceptó. A ratos también bajaba para conversar con el embajador en uno de los salones de la residencia. También lo hacía con los mayordomos Melquiades Chavarry y Gonzalo Roncal.
Se recurrió a un arreglo bilateral: Haya de la Torre sería entregado por Colombia al Ministro de Justicia del Perú, Alejandro Freundt Rosell, y el gobierno peruano otorgaría a Haya un salvoconducto. La dictadura de Odría, emitió un decreto en el que se mencionaba que: "Haya no era digno de la ciudadanía peruana y ordenó su expulsión". La noche del 6 de abril de 1954, el líder aprista viajó en avión a México. Habían pasado cinco años, tres meses y tres días.

Bibliografía:

- Chang Rodríguez, Eugenio (2012). Pensamiento y Acción en Gonzáles Prada, Mariátegui y Haya de la Torre.
- Alva Castro, Luis (2009). El Señor Asilo
- Casa Peruana, Fundación BBVA Banco Continental

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