La actual sede de la residencia de la embajada de Colombia, ubicada en la avenida Arequipa y lugar donde se asiló Haya de la Torre, allá por el año 1949, fue diseñada y construida por mi abuelo, el arquitecto polaco Ricardo de Jaxa Malachowski, en el año 1925.
Cuenta la historia que entre el 27 de octubre de 1948 y el 3 de enero de 1949, el dictador Manuel A. Odría aceleró la persecución del partido aprista, imponiéndole una nueva y prolongada clandestinidad. El 4 de noviembre de 1949 se ordenó la captura de Haya de la Torre, vivo o muerto. Como el cerco del ideólogo del APRA se cerraba cada vez más y más, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Aprista le ordenó a Haya asilarse en una embajada. Victor Raúl escogió la de Colombia. Al anochecer del 3 de enero de 1949, Haya arribó a la residencia de la embajada de Colombia en un automóvil que era conducido por la señora Alicia Cox Roose de Larco, además lo acompañaban Jorge Idiaquez y la señora Margot Hudtwalker Roose. Al bajar del asiento trasero del vehículo, y luego de despedirse de sus amigos, cruzó los amplios jardines portando sólo una maleta y una máquina de escribir. Al llegar hasta la puerta principal, lo recibió un sorprendido y nervioso mayordomo italiano que apenas conocía el idioma español. Haya de la Torre, después de haberle repetido, una y mil veces su identidad, logró poder ingresar al amplio vestibulo desde el cual se lograba ver una magnífica escalera de madera de cinco tramos. Inmediatamente, Pasqualini - el mencionado mayordomo italiano - dio aviso a la esposa del embajador quien se encontraba en esos momentos en la planta alta, la señora Gloria Rodríguez de Echeverri, una mujer - al parecer - bastante simpatica, que había participado en concursos de belleza. Luego de ser avisado el embajador Carlos Echeverri Cortés de lo que ocurría, inmediatamente regresó a la embajada y solicitó un salvoconducto para su asilado; el presidente Odría rehusó extendérselo y así empezó el "casus celebre" de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
"Obreros municipales habían abierto zanjas en las calles próximas a la sede diplomática, y tropas con fusiles y soplones de inconfundible abrigo azul rodeaban la casa día y noche".
Varios gobiernos, intelectuales, hombres de ciencias, instituciones y universidades intercedieron a favor del "Señor Asilo". En 1949, la Liga Internacional de los Derechos del Hombre - un órgano consultivo de las Naciones Unidas - nombró a Haya como su representante ante ese organismo mundial y, por tanto, solicitó al gobierno de Odría se le permitiera viajar a Nueva York. Odría hizo caso omiso a la solicitud. El Tribunal Internacional de Justicia rechazó las imputaciones del gobierno peruano contra el derecho de asilo y expidió dos fallos contradictorios. En un primer fallo - emitido en noviembre de 1950 - la Corte declaró, entre otras cosas, que "Haya de la Torre era un líder político al que protegían o debían proteger las leyes nacionales". Colombia apeló. El asilo había sido otorgado en situación de serio peligro, que era fácilmente comprobable. La Corte emitió un segundo fallo señalando que a Haya "debió devolvérselE su libertad ciudadana". Este fue emitido en junio de 1952. Ni el gobierno peruano ni el colombiano se ponían de acuerdo.
Mientras tanto, los días pasaban; Haya mataba las horas leyendo a Cervantes, Lope y cada uno de los tomos de la colección Rivadeneyra; escribía articulos los que no podía - por su calidad de asilado - publicar y, por tanto, le pidió a algunos amigos suyos como Javier Pulgar Vidal, aceptaran poner su firma donde debía aparecer la suya. Era un peligro pero, finalmente, aceptó. A ratos también bajaba para conversar con el embajador en uno de los salones de la residencia. También lo hacía con los mayordomos Melquiades Chavarry y Gonzalo Roncal.
Se recurrió a un arreglo bilateral: Haya de la Torre sería entregado por Colombia al Ministro de Justicia del Perú, Alejandro Freundt Rosell, y el gobierno peruano otorgaría a Haya un salvoconducto. La dictadura de Odría, emitió un decreto en el que se mencionaba que: "Haya no era digno de la ciudadanía peruana y ordenó su expulsión". La noche del 6 de abril de 1954, el líder aprista viajó en avión a México. Habían pasado cinco años, tres meses y tres días.
Bibliografía:
- Chang Rodríguez, Eugenio (2012). Pensamiento y Acción en Gonzáles Prada, Mariátegui y Haya de la Torre.
- Alva Castro, Luis (2009). El Señor Asilo
- Casa Peruana, Fundación BBVA Banco Continental
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