lunes, 23 de octubre de 2017

LA FORTALEZA DEL REAL FELIPE

Si es que hay algo que le gustaba al Virrey Manuel Amat y Junyent -aparte de doña Micaela Villegas "La Perricholi"- era la arquitectura. Le encantaba diseñar y estar al pie de la obra para él mismo estar dirigiéndola. Una de las obras en las que participó fue, por ejemplo, en la Iglesia de las Nazarenas; diseñó el campanario de la Iglesia de Santo Domingo, la Quinta de Presa, los arcos y la amplia fuente del Paseo de Aguas. Especial participación tuvo también en la construcción de la Fortaleza del Real Felipe, ubicada en el puerto del Callao e inaugurada en un caluroso día del mes de enero del año 1747. El nombre Real Felipe se debe al entonces Rey de España Felipe V. Felipe, fue nieto de Luis XIV e hijo de Luis XV "el Gran Delfín" que, según su padre, era indolente, fatuo y aburrido. Felipe V fue el primer miembro de la casa francesa de Borbón, su reinado fue el más largo en la historia española (un poco más de cuarenta y cinco años). Felipe había fallecido un año antes, en 1746, hecho que no se supo en Lima hasta mucho tiempo después. Posteriormente, el Libertador José de San Martín, la nombró "Castillo de la Independencia" al iniciarse la etapa republicana, retomando su nombre original en 1925.

La Fortaleza conocida durante la época virreinal como los "Castillos del Callao", fue construida como un conjunto de fortalezas para defender Lima de los piratas y corsarios que amenazaban las costas. Sin embargo, las alianzas formadas a finales del siglo XVIII y principios del XIX hicieron que estos temores desaparecieran. El mismo propósito que tuvieron las antiguas Murallas de Lima construidas en 1678 para defender la capital de los corsarios ingleses y holandeses.


La Fortaleza del Real Felipe ha tenido muchos episodios dramáticos, sobre todo, durante los primeros años de la República incluso en los inicios de la década de los años treinta.

LA SUBLEVACIÓN DE 1824, 1926 y 1835


El 5 de febrero de 1824 estallo en el Callao un movimiento de sargentos encabezados por Damaso Moyano. Se decía por aquella época corría la versión  que eran los aristócratas los que la fomentaron, pero, mas bien, parece que las causas verdaderas fueron la falta de pago de los sueldos o la repugnancia a embarcarse hacia la costa del norte para cumplir con las ordenes de Bolívar, como se rumoreaba, o maltratos recibidos, o el deseo de apoderarse de alhajas y dinero. Después del motín Moyano y sus compañeros entraron en negociaciones con el Presidente Torre Tagle para pedir el abono de sus haberes. Las negociaciones fracasaron, el desorden crecía. Días después acabaron los amotinados por poner en libertad a los presos realistas. Así, asumió el mando de la plaza el coronel José de Casariego. Pasados cinco días en el Callao se enarbolaba nuevamente la bandera española. 

Dos años después ....

La independencia de Perú no se selló en Ayacucho, el último cuerpo militar español en Perú no aceptó la capitulación del Virrey José de La Serna, y decidió resistir heroicamente, en condiciones de inferioridad, en el fuerte Real Felipe de El Callao. El asedio del fuerte Real Felipe en el Callao fue el mas prolongado y devastador ocurrido en la costa del Océano Pacífico. El asedio lo tendieron las fuerzas independentistas combinadas gran colombianas y peruanas contra los soldados comandados por el Brigadier José Ramón Rodil, que defendían la Fortaleza del Real Felipe del puerto de El Callao, quienes se negaron con honor y patriotismo a rendirse, rechazando acogerse a la capitulación de Ayacucho.
El sitio que empezó antes de las campañas de Junin y Ayacucho, se prolongó después de dos anos hasta su capitulación el 23 de enero de 1826.
El 22 de enero de 1826 cuando casi todos sus soldados habían muerto y los sobrevivientes se alimentaban de ratas, Rodil aceptó capitular ante el comandante del asedio el general Bartolomé Salom obteniendo condiciones honrosas y llevando consigo las banderas de sus regimientos que fueron las últimas en abandonar el Perú. 
Con la entrega de El Callao, desapareció el último ejército español de América del Sur. Rodil, regresó a España en 1826 como Mariscal de Campo, y por sus méritos militares el Rey le otorgó en 1831 el título nobiliario de Marqués de Rodil.

La sublevación de Salaverry .....

A las doce de la noche del 22 de febrero de 1835, el general Santiago Felipe Salaverry; quien, menciona Basadre, a la edad de quince años -la edad en que otros todavía tienen juguetes- entró al ejercito, se sublevó en los castillos del Real Felipe; allí, se proclamó "Jefe Supremo de la República" con el pretexto que el poder había quedado acéfalo a causa del viaje de Luis José de Orbegoso al sur y el porvenir sombrío dada la degradación y la miseria existentes. El encargado del mando en Lima, Salazar y Baquíjano, se retiró a Jauja con unas pocas fuerzas que llegaron a sumarse a otras, a pesar de los cual terminaron proclamando a Salaverry. El nuevo gobierno fue reconocido en diversos lugares del país, mas no en el sur, que continuó obedeciendo a Orbegoso.

LA SUBLEVACIÓN DE 1931

Sucedió en pleno verano; en una mañana del 20 de febrero de 1931. Gobernaba por ese entonces el comandante Luis M. Sánchez Cerro. Ese día se había sublevado parte de la policía, a ella se le unió algunos elementos civiles y militares. Según versiones se dijo que los sublevados habían intentado, horas antes, llegar hasta las puertas de Palacio de Gobierno, pero al no poder hacerlo, se replegaron en el Callao. En esta sublevación fue tomado preso un hermano de Sánchez Cerro. Personas llegadas desde el Callao dijeron que las fuerzas sublevadas habían tomado el Real Felipe, donde funcionaban las oficinas de la aduana y de la Prefectura. Al enterarse de los hechos, el gobierno no perdió un minuto y envió tropas del ejercito para que combatieran a los amotinados. El pueblo chalaco, que no simpatizaba con los amotinados, se puso de lado del Gobierno, solicitando armas para ayudar al ejercito. Poco después de las once de la mañana, empezó un terrible tiroteo desde ambos lados en el que cayeron muchos muertos y heridos. Al rato, por las calles del puerto se escuchaban voces que gritaban: ¡Viva Sánchez Cerro! A las dos de la tarde una bandera blanca indicaba que los amotinados se habían rendido. Era imposible que siguieran pues, probablemente, es que hayan estado esperando refuerzos los que nunca llegaron.


Pocas obras en América tienen la calidad arquitectónica de la Fortaleza del Real Felipe. La fortaleza, de un puro estilo "dieciochesco", de unidad, de elegancia, dignidad y nobleza. Construida bajo las normas de autoridad máxima en ingeniería militar de fines del siglo XVII y principios del XVIII, por el Mariscal francés Sebastián de Preste -señor De Vauban- proyectada y dirigida por el matemático y cosmógrafo francés Louis Godin, en tiempos del Virrey José Antonio Manso de Velasco; posteriormente fue continuada y completada en pleno apogeo del arte rococó por el Virrey Manuel Amat.

¿Cual es el secreto de su belleza arquitectónica? Parece estar en su íntima y profunda escala humana. Ese sello -según Velarde- es lo que causa el mayor deleite en su arquitectura. Sus volúmenes sólidos y bajos son elegantes y dignos. Sus acabados en piedra y ladrillo visto son bellos en su estructura. Su forma pentagonal irregular ocupa un área de 70 000 metros cuadrados. La perfección en la ejecución es asombrosa. Las partes de alta jerarquía de la fortaleza son de piedra labrada: la entrada de honor, las puertas de los torreones del Rey y la Reina (este último torreón mira hacia el mar en dirección al oeste) y el Castillo del Gobernador. La piedra fue traída desde la isla San Lorenzo y está trabajada con pericia.


Tiene un baluarte en cada uno de sus cinco vértices. Los baluartes llevan el nombre del Rey, la Reina o la Patria, el Príncipe, Jonte o San Felipe, la Princesa, la Tapia o San Carlos y San José o la Natividad. Además de ellos dispone de dos torreones: el Rey y la Reina. Cuenta con cinco murallas: la del Camino Real, de la Marina, Camino de Chucuito, la Marcelosa y la de Camino de la Magdalena. Posee dos puertas: la Principal, que está en la muralla del Camino Real, y la del Perdón, que está en la muralla Camino de Chucuito. En dirección norte desde la fortaleza se hallaba el Fuerte San Miguel y al sur se encontraba el Fuerte San Rafael.

Si bien es cierto que el trabajo de piedra es acabado,  la albañilería de ladrillo es extraordinaria; cada unidad de estos ladrillos está colocada con un mínimo de mortero para que las piezas vayan apoyándose una sobre otras en soluciones continuas y formando superficies curvas muy armoniosas. Aunque, ¡que pena!, pero parte de esta albañilería ha sido cubierta por un enlucido de cemento.

Fuentes:
- Itinerarios de Lima, Héctor Velarde
- Historia de la Fortaleza del Real Felipe
- Sánchez Cerro y su tiempo, Carlos Miro Quesada Laos
- Historia de la República del Perú, Jorge Basadre


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