domingo, 8 de octubre de 2017

EL PUENTE DE PIEDRA

"Montes Claros, el agudo observador de los hábitos, de la gracia imperiosa de las mujeres con quienes no podían sus maridos; hizo construir un gran puente por arquitectos y artistas de la época de la talla del religioso agustino, fray Jerónimo Villegas y el alarife Juan del Corral. Costó, según afirma un manuscrito anónimo, doscientos treinta y cinco mil pesos, habiéndose terminado en el año de 1610".

EL PUENTE DE PIEDRA Y ARCO ALTO

En el siglo XVI la comunicación entre Lima y lo que hoy es el distrito del Rímac se hacía por un antiguo puentecillo hecho de "criznajos" (trenzas de mimbre hechas por los naturales). En 1550, don Jerónimo de Aliaga solicitó al Cabildo, que se hiciera un nuevo puente de madera, era un puente endeble, llamado graciosamente, "la pontezuela de Aliaga". Posteriormente, durante el gobierno del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, se construyó un primer puente de cantería - algo mejor que el anterior - pero el 5 de marzo de 1607, como a las tres de la madrugada, por efectos de la crecida del río, éste se derrumbó. Ese mismo día dispusieron los regidores el reparo de emergencia que permitiera restablecer el tránsito para lo cual hicieron tender unas vigas y tablones amarrados con cables sobre los arcos derruidos, y para que cuidara de ello día y noche contrataron a Alonso de Ortega. Durante los siguientes días de marzo de 1607, el Cabildo prosiguió deliberando para encontrar la solución al problema. Algunos regidores propusieron arreglar el puente viejo por cincuenta mil pesos; mientras que algunos alarifes ofrecieron edificar un puente nuevo y otro provisional de madera para ser usado mientras duraran las obras; todo por la cantidad de ciento diez mil pesos. Ante estas dos alternativas, los regidores optaron por la segunda solución. Al año siguiente, el Virrey Juan de Mendoza y Luna - Marqués de Montes Claros -, secundado por el activo alcalde, don Jusepe de Ribera y Dávalos, inicia la construcción del nuevo puente, que es el que existe hasta el día de hoy, que tiene una medida de "500 pies geométricos", sobre "cinco arcos de 37 pies de alto". Su construcción duró dos años, terminándose en 1610. Ese mismo año, se terminó también el Arco Alto, una obra muy suntuosa, su base era de piedra traída desde los cerros de Chorrillos, su muro era de cal y ladrillo y su entrada o piso alto puesto sobre los arcos de un pilotaje de madera, hecho todo con tal solidez, que no se ha destruido ni con los grandes terremotos de los años 1630, 1655, 1687 y 1746; en este último solo se destruyó el Arco Alto, cayendo por tierra con la estatua ecuestre de Felipe V, que ocho años antes se había colocado en un extremo. Reedificado en 1752, en el centro del remate se colocó el antiguo reloj de San Pedro y en su costado se pusieron dos torrecillas. Primitivamente, en el segundo cuerpo, en una especie de hornacina se colocó una virgen de Nuestra Señora de Belén. El conjunto de la obra fue una verdadera joya de arte.


"Y el puente lució sus torrecillas y su arco coronado por la imagen de Nuestra Señora de Belén, después reemplazada por la estatua de Felipe V de Gavilán, sus hospitalarios óvalos con poyos para la contemplación de las aguas por los paseantes y para hacer sanar la ictericia a los hipocondríacos, y con su calzada por donde resonaron y lucieron las carrozas opulentas de los señores, con sus atuendos y sus áureos atavíos."
Pasaron los años y en 1818, se colocaron veredas al Puente de Piedra y cadenas de fierro para protegerlas. En 1868, durante el gobierno del Presidente José Balta, el puente es reparado y se manda colocar un hermoso escudo del Perú y se sustituye el rótulo de "Dios y el Rey" por otro que decía "Dios y la Patria". El 5 de abril de 1879, a eso de la una de la madrugada, se empezó a incendiar el Arco del Puente, una hora más tarde, caía por tierra el reloj.
"La leyenda popular, llena siempre de exageraciones sugestivas, supuso, como mezcla para unir las piedras, el mágico ingrediente de las claras de huevo, y yo he alcanzado a muchas gentes repetidoras del infundio. Más de una de aquellas viejecitas amantes de parlar de antiguas cosas y doctas en secretas de naturaleza, afirmaban no había nada mejor para pegar objetos rotos, y, con imperturbable seriedad, agregaban a modo de sacramental confirmación de sus teorías: "como con la piedras del Puente".
El arquitecto Emilio Harth-Terré, en 1945, lamentaba que ya "en el siglo XX, el Puente de Piedra lucía sin adornos y sin mérito ni arquitectura sólo tiene la razón de dar más cabida a los apurados carros que van de un lado a otro del río" ....... [Soñando que] algún día habrá que restablecer el Puente de Piedra, a su antiguo estado."
..... tal como quedó a su terminación en 1610 casi no tenemos otro recurso que los dibujos románticos de Rugendas o de Angrand .... los apacibles recodos semicirculares en la banda de abajo y triangulares en la banda de arriba, a manera de balconadas sobre los medios tambores y espolones externos de los pilares; desaparecidos hoy para ensanchar la calzada.

Fuente:
- Margarita Cubillas Soriano, Lima Monumento Histórico
- El Rímac que quiero
- Padre Antonio San Cristóbal, Arquitectura Virreinal Religiosa del Perú
- Leonardo Mattos - Cárdenas, Lima y la Plaza de Armas - Historia y Aportes de Emilio Harth-Terré
- José Gálvez, Calles de Lima y Meses del Año

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